4/02/2019, 19:31
—Tal y como te dije, mi querido Datsue, si prometías ser mi ninja, y hacer cosas por mi, yo haría cosas por ti.
Bam… bam. Bam… bam El corazón de Datsue, encogido como un perrillo apaleado que ve a un humano ofreciéndole comida.
—No fue fácil, sin duda alguna, pero...
¡Bam, bam! ¡Bam, bam! ¡Bam, bam! Sentía las palpitaciones en los oídos.
—Conseguí que Amekoro Yui entregase a Watasashi Aiko, ¡sbam, bam! Espe... ¡BAM, BAM! Tengoque... ¡BAM, BAM! Cosasqu... ¡BAM, BAM, BAM!
—¡¡No me lo creo!! —estalló, levantándose de golpe. La silla salió se estrelló contra la cocina—. ¡¡¡No me lo creo!!! —exclamó de nuevo, con voz aguda, su rostro en una mezcla de estupefacción y principio de carcajada tonta.
Datsuse había empezado a ladrar.
—¿Es en…? ¿¡Es en serio!? No, no, no, no, no… Sí, sí, sí, sí, sí, SÍ, JODER, SÍ. —Datsue tensó todos y cada uno de sus músculos y movió violentamente el puño diestro, como si quisiese golpear a alguien en la boca del estómago con toda la fuerza del mundo—. ¡SÍ! —Y otro puñetazo al aire—. ¡SÍ! —Y otro más, esta vez con ambos puños, y toda esa tensión se vio descargada en una larga carcajada estridente y caótica:—. ¡Uuuuuujujujujojojojojajaaaaaaa!
Se sentía como si se hubiese tragado de una sentada una botella entera de sake. Borracho. Estúpidamente feliz. Mareado incluso. No sabía ni lo que hacía. De pronto, se encontraba abriendo la ventana del salón y gritando como un loco:
—¡¡¡¿Habéis oído eso?!!!! —preguntaba al cielo. A nadie y a Uzu al mismo tiempo—. ¡¡¡YEEEEEEEEEEEEEEEEEEEHHHAAAAAAAAAAA!!!
«¡OH, SÍ! ¡OH, SÍ! ¡OH, SÍ!» Datsuse había saltado hacia él y ahora ambos bailaban dando vueltas a su alrededor. Que el perro no saliese despedido por la ventana cuando el Uchiha le soltó fue cosa de un milagro.
—¡Pues claro que soy su ninja, Hanabi, joder! ¡La duda ofende! —exclamó, radiante, golpeándose el pecho con una mano. Si no sabía lo que hacía, menos lo que decía—. Oh, ¡tenía que haberme visto el otro día! ¡Me encontré con un amejin, ¿sabe?! ¡Me estuvo provocando todo el tiempo, casi parecía que buscase que yo saltase! ¡Pero se topó con un profesional! —Oh, ¡vaya si lo había hecho!—. ¡Un profesional es lo que fui! ¡Le dije: shinobi-kun, que tenga usted una buena tarde! ¡Y me fui sin mirar atrás!
Sí, estaba muy orgulloso de sí mismo.
—Pero entonces, ¿es oficial? ¿No se pueden echar atrás? —Datsue no terminaba de decir una cosa y ya pasaba a la siguiente, incapaz de parar—. O es que… Oh, ¡por los huevos de Susano’o! ¿¡Qué la entregó!? ¿¡Eso quiere decir que ya está aquí!? ¿Verdad? ¿Verdad? ¡Tengo que ir a verla! —imploró—. Oh, mierda. Pero no se acordará de mí… —«¡Putada!»—. Y yo con estos pelos… ¡La primera impresión es lo que más cuenta! —¡Ni las trenzas se había hecho!—. Oh, no… Oh, no…
Datsue estaba al borde del colapso. No le vendría mal una de esas pastillas que a Hanabi tanto le gustaban.
Bam… bam. Bam… bam El corazón de Datsue, encogido como un perrillo apaleado que ve a un humano ofreciéndole comida.
—No fue fácil, sin duda alguna, pero...
¡Bam, bam! ¡Bam, bam! ¡Bam, bam! Sentía las palpitaciones en los oídos.
—Conseguí que Amekoro Yui entregase a Watasashi Aiko, ¡sbam, bam! Espe... ¡BAM, BAM! Tengoque... ¡BAM, BAM! Cosasqu... ¡BAM, BAM, BAM!
—¡¡No me lo creo!! —estalló, levantándose de golpe. La silla salió se estrelló contra la cocina—. ¡¡¡No me lo creo!!! —exclamó de nuevo, con voz aguda, su rostro en una mezcla de estupefacción y principio de carcajada tonta.
Datsuse había empezado a ladrar.
—¿Es en…? ¿¡Es en serio!? No, no, no, no, no… Sí, sí, sí, sí, sí, SÍ, JODER, SÍ. —Datsue tensó todos y cada uno de sus músculos y movió violentamente el puño diestro, como si quisiese golpear a alguien en la boca del estómago con toda la fuerza del mundo—. ¡SÍ! —Y otro puñetazo al aire—. ¡SÍ! —Y otro más, esta vez con ambos puños, y toda esa tensión se vio descargada en una larga carcajada estridente y caótica:—. ¡Uuuuuujujujujojojojojajaaaaaaa!
Se sentía como si se hubiese tragado de una sentada una botella entera de sake. Borracho. Estúpidamente feliz. Mareado incluso. No sabía ni lo que hacía. De pronto, se encontraba abriendo la ventana del salón y gritando como un loco:
—¡¡¡¿Habéis oído eso?!!!! —preguntaba al cielo. A nadie y a Uzu al mismo tiempo—. ¡¡¡YEEEEEEEEEEEEEEEEEEEHHHAAAAAAAAAAA!!!
«¡OH, SÍ! ¡OH, SÍ! ¡OH, SÍ!» Datsuse había saltado hacia él y ahora ambos bailaban dando vueltas a su alrededor. Que el perro no saliese despedido por la ventana cuando el Uchiha le soltó fue cosa de un milagro.
—¡Pues claro que soy su ninja, Hanabi, joder! ¡La duda ofende! —exclamó, radiante, golpeándose el pecho con una mano. Si no sabía lo que hacía, menos lo que decía—. Oh, ¡tenía que haberme visto el otro día! ¡Me encontré con un amejin, ¿sabe?! ¡Me estuvo provocando todo el tiempo, casi parecía que buscase que yo saltase! ¡Pero se topó con un profesional! —Oh, ¡vaya si lo había hecho!—. ¡Un profesional es lo que fui! ¡Le dije: shinobi-kun, que tenga usted una buena tarde! ¡Y me fui sin mirar atrás!
Sí, estaba muy orgulloso de sí mismo.
—Pero entonces, ¿es oficial? ¿No se pueden echar atrás? —Datsue no terminaba de decir una cosa y ya pasaba a la siguiente, incapaz de parar—. O es que… Oh, ¡por los huevos de Susano’o! ¿¡Qué la entregó!? ¿¡Eso quiere decir que ya está aquí!? ¿Verdad? ¿Verdad? ¡Tengo que ir a verla! —imploró—. Oh, mierda. Pero no se acordará de mí… —«¡Putada!»—. Y yo con estos pelos… ¡La primera impresión es lo que más cuenta! —¡Ni las trenzas se había hecho!—. Oh, no… Oh, no…
Datsue estaba al borde del colapso. No le vendría mal una de esas pastillas que a Hanabi tanto le gustaban.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado