5/02/2019, 02:21
Los dos tipejos se miraron el uno al otro. Joder, que estaba buenísima. La oferta era tentadora. Tentadora para dos borrachos con el libido a millón, claro.
Cuchichearon unos segundos y respondió Kiru.
—Venga, va. Va. Era... era por ahí.
Datsue le siguió el paso al cabrón ese que le quería quitar algo de pasta por el favor y le llevó hasta el final de la rampla. Detrás del distrito de comercio había una área urbana poblada de galpones y depósitos. A medida de que iban ingresando hasta la zona la luz se iba haciendo más escueta, y claro, también la gente.
—Joder, que tenebroso es esto por aquí. Nunca había venido.
—Ni que lo digas, chavá. Ahora me puto pregunto, que me da la cabeza, ¿qué iba a venir a hacer esa chavala pá estos lares? y... acompañada de ese calvo buenorro y musculoso.
—¿El del tatuaje?
El del... el del...
Recordó. Recordó a un hombre con un tatuaje de luciérnaga azotándole la nuca por sobre la camisa de cuello alto. Era calvo, también. Y... era uno de los guaruras de Shoberu.
Cuchichearon unos segundos y respondió Kiru.
—Venga, va. Va. Era... era por ahí.
Datsue le siguió el paso al cabrón ese que le quería quitar algo de pasta por el favor y le llevó hasta el final de la rampla. Detrás del distrito de comercio había una área urbana poblada de galpones y depósitos. A medida de que iban ingresando hasta la zona la luz se iba haciendo más escueta, y claro, también la gente.
—Joder, que tenebroso es esto por aquí. Nunca había venido.
—Ni que lo digas, chavá. Ahora me puto pregunto, que me da la cabeza, ¿qué iba a venir a hacer esa chavala pá estos lares? y... acompañada de ese calvo buenorro y musculoso.
—¿El del tatuaje?
El del... el del...
Recordó. Recordó a un hombre con un tatuaje de luciérnaga azotándole la nuca por sobre la camisa de cuello alto. Era calvo, también. Y... era uno de los guaruras de Shoberu.