7/02/2019, 01:10
Los hermanos escalaron hasta casi topare con el cielo del bosque de hongos, sirviéndose de los sombreros de los hongos. Para cuando se alzaron unos cuantos metros del suelo, el rastas llegó a avistar una flor que rápidamente llamó su atención. Sin duda, tenía el olor, la forma, el color... no, no podía estar muy desencaminado. La flor que tenía al frente debía ser un ejemplar del que buscaban.
Pero en ese preciso instante que se dio cuenta de que esa flor era la que buscaba, también se percató de algo importante. Estaba escuchando algo un tanto inusual, el silencio. Había en el ambiente un silencio que salía de la escala habitual.
Tanto silencio, que parecía el funeral de un mimo.
Maldita sea... ¿por qué? ésta sensación no es nada buena...
No dudó un solo instante, y echó un vistazo alrededor. No se fiaba, ni él ni Akane lo hacían. Rápidamente, y gracias a su audaz vista, localizó un posible problema; en una rama no muy lejana había un solitario mono, que claramente estaba atento a todo movimiento por parte de los Inuzuka. El simio parecía un vigilante de seguridad custodiando la entrada a la discoteca.
Etsu tragó saliva, y miró a su hermano. Entre ellos no hacía falta mucho mas, todo estaba dicho y hecho.
De nuevo, el Inuzuka realizó un sello, y su compañero canino se transformó en su clon, en su hermano gemelo. Éste, sin demora alguna, se aproximó con movimientos calmados y bien precisos hacia la flor. Entre tanto, Etsu aguardaba a escasa distancia, vigilando los movimientos del pequeño simio, así como manteniendo el oído en las posibles casualidades externas.
No se fiaba un pelo, pero debía tomar la flor esa fuese cual fuese el precio.
Pero en ese preciso instante que se dio cuenta de que esa flor era la que buscaba, también se percató de algo importante. Estaba escuchando algo un tanto inusual, el silencio. Había en el ambiente un silencio que salía de la escala habitual.
Tanto silencio, que parecía el funeral de un mimo.
Maldita sea... ¿por qué? ésta sensación no es nada buena...
No dudó un solo instante, y echó un vistazo alrededor. No se fiaba, ni él ni Akane lo hacían. Rápidamente, y gracias a su audaz vista, localizó un posible problema; en una rama no muy lejana había un solitario mono, que claramente estaba atento a todo movimiento por parte de los Inuzuka. El simio parecía un vigilante de seguridad custodiando la entrada a la discoteca.
Etsu tragó saliva, y miró a su hermano. Entre ellos no hacía falta mucho mas, todo estaba dicho y hecho.
De nuevo, el Inuzuka realizó un sello, y su compañero canino se transformó en su clon, en su hermano gemelo. Éste, sin demora alguna, se aproximó con movimientos calmados y bien precisos hacia la flor. Entre tanto, Etsu aguardaba a escasa distancia, vigilando los movimientos del pequeño simio, así como manteniendo el oído en las posibles casualidades externas.
No se fiaba un pelo, pero debía tomar la flor esa fuese cual fuese el precio.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~