9/02/2019, 23:35
—La madre que me… —Por un momento, Datsue se quedó sin habla—. ¡La madre que me parió, Urami-chan! ¡La madre que me parió!
¿Se estaba enfrentando, en la práctica, al jodido Señor Feudal? Si había tenido alguna duda, entonces, se le disiparon: Nahana estaba acabada. Quizá consiguiese llegar a ella antes de que fuese demasiado tarde. Quizá, con mucha suerte, lograse rescatarla antes de que los soldados de Kurawa le pusiesen el filo en el pescuezo. Pero, de lo que estaba convencido, era que su templo, su legado, y su trabajo en la herrería en la forja del Toro habían llegado a su fin. Tendría que huir. Al extranjero. A los brazos de Soroku. O a los de Ivvatsumi, si tan empeñada estaba en arriesgar su pellejo. Pero lejos, muy lejos, de su querido templo.
—Está bien. Paremos a descansar aquí —concedió, deteniéndose. Necesitaba a Kitana, y no a Urami. Esperaba que su clon hubiese llegado ya hasta ella—. Mira, te lo explicaré todo, ¿de acuerdo? Pero el tiempo juega en nuestra contra. Por el momento solo tienes que saber que estoy de vuestra parte, y que haré lo posible para salvar a tu madre. Ahora dame un minuto, que voy a transmitir algo por un comunicador.
»¿Me oyes bien? —preguntó, activando el Sello de la Hermandad—. Ya sé quién quería atacar el templo. Se trata de Furune. Y de Shoberu. ¡Y de Kurawa Kaikei, joder! ¿Me oyes bien? ¡De Kurawa Kaikei! ¡El jodido tío del Señor Feudal! ¿Qué quieres que haga yo ante todo un ejército, hmm? Esto se me va de las manos. Voy a hacer todo lo posible por ayudarlas y sacarlas de aquí, porque estoy en la ciudad ahora mismo con las chicas, y Nahana está en el templo, a punto de ser atacada por un montón de soldados. Si logro rescatarla, espero que entre en razón y acepte el exilio. —suspiró—. Te informaré cuando haya más novedades.
—¿Qué mierda pasa? —le espetó a Kitana, repitiendo sus palabras—. ¿Y tú me lo preguntas?
Se metió en la habitación y cerró de un portazo.
—Kitana, me cago en la puta. Que Shoberu y Furune han secuestrado a tu hermana. Que he tenido que ir a rescatarla de un jodido galpón donde la tenían retenida. Y que un tal Kaikei tiene ya listos a sus matones para invadir el templo. Van a hacer que parezca un saqueo, pero obviamente van a por tu madre.
»Así que ya me dirás tú qué mierda pasa, joder. ¡Ya me dirás tú qué mierda pasa! —exclamó, de los nervios.
¿Se estaba enfrentando, en la práctica, al jodido Señor Feudal? Si había tenido alguna duda, entonces, se le disiparon: Nahana estaba acabada. Quizá consiguiese llegar a ella antes de que fuese demasiado tarde. Quizá, con mucha suerte, lograse rescatarla antes de que los soldados de Kurawa le pusiesen el filo en el pescuezo. Pero, de lo que estaba convencido, era que su templo, su legado, y su trabajo en la herrería en la forja del Toro habían llegado a su fin. Tendría que huir. Al extranjero. A los brazos de Soroku. O a los de Ivvatsumi, si tan empeñada estaba en arriesgar su pellejo. Pero lejos, muy lejos, de su querido templo.
—Está bien. Paremos a descansar aquí —concedió, deteniéndose. Necesitaba a Kitana, y no a Urami. Esperaba que su clon hubiese llegado ya hasta ella—. Mira, te lo explicaré todo, ¿de acuerdo? Pero el tiempo juega en nuestra contra. Por el momento solo tienes que saber que estoy de vuestra parte, y que haré lo posible para salvar a tu madre. Ahora dame un minuto, que voy a transmitir algo por un comunicador.
»¿Me oyes bien? —preguntó, activando el Sello de la Hermandad—. Ya sé quién quería atacar el templo. Se trata de Furune. Y de Shoberu. ¡Y de Kurawa Kaikei, joder! ¿Me oyes bien? ¡De Kurawa Kaikei! ¡El jodido tío del Señor Feudal! ¿Qué quieres que haga yo ante todo un ejército, hmm? Esto se me va de las manos. Voy a hacer todo lo posible por ayudarlas y sacarlas de aquí, porque estoy en la ciudad ahora mismo con las chicas, y Nahana está en el templo, a punto de ser atacada por un montón de soldados. Si logro rescatarla, espero que entre en razón y acepte el exilio. —suspiró—. Te informaré cuando haya más novedades.
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—¿Qué mierda pasa? —le espetó a Kitana, repitiendo sus palabras—. ¿Y tú me lo preguntas?
Se metió en la habitación y cerró de un portazo.
—Kitana, me cago en la puta. Que Shoberu y Furune han secuestrado a tu hermana. Que he tenido que ir a rescatarla de un jodido galpón donde la tenían retenida. Y que un tal Kaikei tiene ya listos a sus matones para invadir el templo. Van a hacer que parezca un saqueo, pero obviamente van a por tu madre.
»Así que ya me dirás tú qué mierda pasa, joder. ¡Ya me dirás tú qué mierda pasa! —exclamó, de los nervios.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado