10/02/2019, 02:10
Shoberu cedió totalmente al Sharingan y a su temido poder de la interrogación. Con rostro somnoliento y mirada perdida, comenzó a hablar.
—Veinte matones listos para atacar. Debían atacar a las tres de la mañana.
Eran las dos. Faltaba una hora. Y el viaje hasta el Templo, de día, era más o menos de ese tiempo.
1/3 Saimingan
Desapercibidos. Rutas paralelas. Un punto cercano a los galpones bien pasado el Distrito Comercial y, que a su vez, estuviera de tiro al Templo del Hierro. Lo pensó por un par de segundos y asintió determinada. Comenzó a andar.
Al salir del hotel, tomaron la misma ruta que Datsue cuando andaba en la búsqueda de Urami. Pero antes de llegar a la rampla que daba acceso al Distrito Comercial, la mujer tomó una carretera de tierra que se salía de los caminos principales de la ciudad y que rodeaba las zonas habitables. En un par de ocasiones tuvieron que detenerse al ver a un par de guardias echando una meada por ahí, y otros vigilando; pero finalmente pudieron dar con una aproximación lo suficientemente decente entre ellos y a donde Datsue había cometido los asesinatos.
De hecho, a la distancia se podía observar el revuelo. Todos los galpones estaban iluminados. Guardias interrogaban a cualquier transeúnte que consideraran sospechoso.
A su diestra, un desagüe.
—Creo que esta cloaca da salida a una vertiente al otro extremo de la ciudad. Es la única forma que podremos acercarnos lo suficiente.
—Veinte matones listos para atacar. Debían atacar a las tres de la mañana.
Eran las dos. Faltaba una hora. Y el viaje hasta el Templo, de día, era más o menos de ese tiempo.
1/3 Saimingan
. . .
Desapercibidos. Rutas paralelas. Un punto cercano a los galpones bien pasado el Distrito Comercial y, que a su vez, estuviera de tiro al Templo del Hierro. Lo pensó por un par de segundos y asintió determinada. Comenzó a andar.
Al salir del hotel, tomaron la misma ruta que Datsue cuando andaba en la búsqueda de Urami. Pero antes de llegar a la rampla que daba acceso al Distrito Comercial, la mujer tomó una carretera de tierra que se salía de los caminos principales de la ciudad y que rodeaba las zonas habitables. En un par de ocasiones tuvieron que detenerse al ver a un par de guardias echando una meada por ahí, y otros vigilando; pero finalmente pudieron dar con una aproximación lo suficientemente decente entre ellos y a donde Datsue había cometido los asesinatos.
De hecho, a la distancia se podía observar el revuelo. Todos los galpones estaban iluminados. Guardias interrogaban a cualquier transeúnte que consideraran sospechoso.
A su diestra, un desagüe.
—Creo que esta cloaca da salida a una vertiente al otro extremo de la ciudad. Es la única forma que podremos acercarnos lo suficiente.