10/02/2019, 04:45
Akane, que tampoco llegaba a fiarse del animal que se escondía entre la vegetación, avanzó con cuidado y logró su objetivo. El can, transformado en Etsu, y seguido a no demasiada distancia por el mismo, logró tomar sin demasiado esfuerzo la planta. Sin preámbulos, la guardó en la bolsa, con tanto cuidado como pudo poner en su labor. Obviamente, aún recordaba lo que estaba en juego para él...
Un festín sin límites.
Akane y Etsu aún permanecieron atentos, pero lejos de llevarse un chaparrón de excrementos o frutas lanzadas por simios, fueron meramente observados. El mono pareció haberse asustado con la transformación de Akane, aunque no tardó en volver a asomarse. Casi era más curioso que Etsu. CASI.
Para cuando quisieron darse cuenta, estaban rodeados de la planta que buscaban. O al menos se parecían, aunque la mayoría estaban estropeadas. Ya fuese por mordiscos, arañazos, o simplemente que no estaban florecidas...
«¿¡M-MORDISCOS...!?»
El Inuzuka llevó su mirada hacia el simio, el malnacido que había estado exterminando a la planta que buscaba. Había sido él, casi podía poner la mano en el fuego sin temor a quemarse. Eso bien podía significar que debía buscar otra zona para continuar la recolección, o que bien éste simio podía tener plantas en lo que pudiere ser su madriguera.
¿Los monos tienen madrigueras?
—Akane, mejor buscamos otro sitio para continuar buscando las plantas... ese mono parece haber estado mordiéndolas... por aquí vamos a encontrar pocas, y en mal estado...
Podía ser, o no. Pero no debían perder mas tiempo, debían ser rápidos y eficaces. Sin demora, volvieron a comenzar a buscar mas plantas, saltando de rama en rama. Estaban a una altura apropiada, y en el lugar casi adecuado, ahora solo debía prestar atención a su alrededor.
Un festín sin límites.
Akane y Etsu aún permanecieron atentos, pero lejos de llevarse un chaparrón de excrementos o frutas lanzadas por simios, fueron meramente observados. El mono pareció haberse asustado con la transformación de Akane, aunque no tardó en volver a asomarse. Casi era más curioso que Etsu. CASI.
Para cuando quisieron darse cuenta, estaban rodeados de la planta que buscaban. O al menos se parecían, aunque la mayoría estaban estropeadas. Ya fuese por mordiscos, arañazos, o simplemente que no estaban florecidas...
«¿¡M-MORDISCOS...!?»
El Inuzuka llevó su mirada hacia el simio, el malnacido que había estado exterminando a la planta que buscaba. Había sido él, casi podía poner la mano en el fuego sin temor a quemarse. Eso bien podía significar que debía buscar otra zona para continuar la recolección, o que bien éste simio podía tener plantas en lo que pudiere ser su madriguera.
¿Los monos tienen madrigueras?
—Akane, mejor buscamos otro sitio para continuar buscando las plantas... ese mono parece haber estado mordiéndolas... por aquí vamos a encontrar pocas, y en mal estado...
Podía ser, o no. Pero no debían perder mas tiempo, debían ser rápidos y eficaces. Sin demora, volvieron a comenzar a buscar mas plantas, saltando de rama en rama. Estaban a una altura apropiada, y en el lugar casi adecuado, ahora solo debía prestar atención a su alrededor.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~