11/02/2019, 01:40
Datsue —el clon— se detuvo de golpe, en seco.
—¿¡Cómo!? ¿¡Soroku es tu padre!? —Aquello sí que no se lo había visto venir—. Ehm… Claro, claro. No se lo diré.
Lo cierto era que Datsue nunca se había preguntado quién era el padre de ellas. Había asumido, interiormente, que había muerto. O que, un día, se había ido a por tabaco. «Joder, ¡puto Soroku! Cómo se lo monta el tío. La deja embarazada y luego se pira».
Pero no debía perder el tiempo con aquello, Nahana estaba en peligro, y cada minuto contaba. Volvió a mirar la dirección a la que apuntaba la brújula, y retomó la marcha.
Un paso. Y otro. Y otro más. Por suerte, ambos llegaron al otro lado del puente sanos y salvos, sin ningún susto. Urami se soltó de su mano y se cruzó de brazos, aguardando por una respuesta que todavía no llegaba.
Datsue suspiró.
—Mi nombre real es Datsue, aunque la gente me conoce como el Intrépido. —Ah, ¿cuánto hacía que no soltaba su característica frase? Le supo a vino tinto, a un gran reserva guardado por años para que cogiese la textura y el sabor ideal para degustarlo en aquel preciso momento. Prefirió no emborracharse y dejarlo ahí, omitiendo la retahíla de apodos que solían seguirle—. Soroku me contrató para defenderos a ti, tu hermana y tu madre, al creeros en peligro. Como al parecer tenéis una norma que os impide llevar a ninjas a vuestro templo sagrado, tuve que hacerme pasar por aprendiz de herrero. Aunque la Marca del Hierro no es falsa. Me la gané en su día, a pulso.
—¿¡Cómo!? ¿¡Soroku es tu padre!? —Aquello sí que no se lo había visto venir—. Ehm… Claro, claro. No se lo diré.
Lo cierto era que Datsue nunca se había preguntado quién era el padre de ellas. Había asumido, interiormente, que había muerto. O que, un día, se había ido a por tabaco. «Joder, ¡puto Soroku! Cómo se lo monta el tío. La deja embarazada y luego se pira».
Pero no debía perder el tiempo con aquello, Nahana estaba en peligro, y cada minuto contaba. Volvió a mirar la dirección a la que apuntaba la brújula, y retomó la marcha.
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Un paso. Y otro. Y otro más. Por suerte, ambos llegaron al otro lado del puente sanos y salvos, sin ningún susto. Urami se soltó de su mano y se cruzó de brazos, aguardando por una respuesta que todavía no llegaba.
Datsue suspiró.
—Mi nombre real es Datsue, aunque la gente me conoce como el Intrépido. —Ah, ¿cuánto hacía que no soltaba su característica frase? Le supo a vino tinto, a un gran reserva guardado por años para que cogiese la textura y el sabor ideal para degustarlo en aquel preciso momento. Prefirió no emborracharse y dejarlo ahí, omitiendo la retahíla de apodos que solían seguirle—. Soroku me contrató para defenderos a ti, tu hermana y tu madre, al creeros en peligro. Como al parecer tenéis una norma que os impide llevar a ninjas a vuestro templo sagrado, tuve que hacerme pasar por aprendiz de herrero. Aunque la Marca del Hierro no es falsa. Me la gané en su día, a pulso.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado