15/02/2019, 23:47
Una kunoichi de pleno derecho de Uzushiogakure no Sato. Bien. «¿Qué coño bien? ¡De puta madre, joder!» ¡Era lo que había querido desde el principio! Incluso antes de que Yui la sellase en un lago, ya soñaba con poder vivir juntos y no tener que verse de semana en semana.
Pero Hanabi tenía razón, mejor tomárselo con calma. Limitar las salidas a un mínimo. Y que dichas salidas fuesen acompañadas. Por él, a poder ser. Todo lo posible para rebajar lo máximo cualquier tipo de encuentro indeseado. Como el que se produciría con Kaido, por ejemplo.
No pudo evitar sonreírse. Estaba analizando la situación como si él fuese capaz de controlarla. A ella, que se había adentrado a las mismísimas profundidades del Desierto del País del Viento por simples ganas de aventura y descubrir. Por los Dioses, pero si Aiko era un terremoto. Aquello iba a darle más de una jaqueca.
Y, sin embargo…
—Haremos que funcione, Hanabi-sama. Lo haremos —dijo, cargado de determinación. Los Dioses le estaban brindando una segunda oportunidad: la de ser feliz. No iba a malgastarla. No podía. Entonces, preguntó por el retrato.
Al parecer lo tenía colgando en el salón de su casa. Junto a ella. Bien.
—Esto es algo que nadie sabe, Hanabi-sama. Creo que ni ella misma lo supo nunca. —De forma inconsciente bajó la voz, conocedor de la importancia de aquella información—. Cuando estaba con ella… Descubrí cosas. Vi otras. El retrato… apostaría todos mis ahorros a que es la causa de su inmortalidad. Que en él guarda un fuuinjutsu que provoca que su cuerpo siempre recupere la apariencia y vitalidad que representa.
»Si perdiese ese retrato o fuese destruido… —No le hizo falta terminar la frase. La consecuencia era obvia.
Pero Hanabi tenía razón, mejor tomárselo con calma. Limitar las salidas a un mínimo. Y que dichas salidas fuesen acompañadas. Por él, a poder ser. Todo lo posible para rebajar lo máximo cualquier tipo de encuentro indeseado. Como el que se produciría con Kaido, por ejemplo.
No pudo evitar sonreírse. Estaba analizando la situación como si él fuese capaz de controlarla. A ella, que se había adentrado a las mismísimas profundidades del Desierto del País del Viento por simples ganas de aventura y descubrir. Por los Dioses, pero si Aiko era un terremoto. Aquello iba a darle más de una jaqueca.
Y, sin embargo…
—Haremos que funcione, Hanabi-sama. Lo haremos —dijo, cargado de determinación. Los Dioses le estaban brindando una segunda oportunidad: la de ser feliz. No iba a malgastarla. No podía. Entonces, preguntó por el retrato.
Al parecer lo tenía colgando en el salón de su casa. Junto a ella. Bien.
—Esto es algo que nadie sabe, Hanabi-sama. Creo que ni ella misma lo supo nunca. —De forma inconsciente bajó la voz, conocedor de la importancia de aquella información—. Cuando estaba con ella… Descubrí cosas. Vi otras. El retrato… apostaría todos mis ahorros a que es la causa de su inmortalidad. Que en él guarda un fuuinjutsu que provoca que su cuerpo siempre recupere la apariencia y vitalidad que representa.
»Si perdiese ese retrato o fuese destruido… —No le hizo falta terminar la frase. La consecuencia era obvia.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado