16/02/2019, 17:18
«Oh, mierda… ¡Oh, mierda!» Datsue salió de la habitación a trompicones. ¿Se había colado un bijū en su casa? Pero, ¿cuándo? ¿Cómo? ¿Yui lo había puesto en Aiko como trampa? ¡Esa zorra! ¡Esa…!
—Oh… —allí solo estaba Hanabi y su clon, que al desaparecer, le hizo comprender. No, aquella monstruosidad de chakra, que tan solo había sentido una vez, frente a Kokuō, no venía de ningún bijū. Venía de su propio Uzukage.
Si lo de antes le había hecho replantearse seriamente lo infravalorado que tenía a su Uzukage, ahora empezaba a pensar que, quizá, lo que pasaba era que de verdad tenía a un bijū dentro. ¿Acaso era posible para una persona acumular semejante chakra? Semejante… ¿poder? Datsue trató de imaginárselo, pero era como pensar en algo infinito. Llegaba un punto en que su mente decía: hasta aquí puedo llegar.
—Bueno, bueno, bueno... vamos para allá, ¿eh? —dijo, avergonzado, y le dio dos palmaditas en el hombro a Datsue antes de dirigirse a la puerta de la calle por sus propios pies—. Tráete al perrete, hombre. Pobrecillo, mira qué cara te pone.
—Ehm… Sí… —Miró a Datsuse. La cara que le ponía ahora era de: sálvame de este monstruo. Como un flash, la conversación que tuvo su clon con Hanabi le invadió la mente. Oh, aquello era malo. Aquello era muy malo—. Esto, Hanabi-sama… Ehm… —cerró la puerta tras de sí, con Datsuse muy pegado a él, temblando—. Respecto al combate, yo estaré encantadísimo también. Sí, por supuesto… Aunque imagino que usted andará super ocupado, y yo entre las misiones y ahora Aiko…
Un momento. Le había dicho Hanabi de… ¿pelear en serio? «¡Marcha atrás! ¡Marcha atrás!»
—¡Joe! Pues va a estar difícil encontrar un día que nos venga bien a los dos, ¿eh? Muy difícil, sí. Y mire que ganas me sobran. ¡Buah si me sobran! —Se le notaba que le sobraban una barbaridad, sí...—. Pero mucho me temo que va a estar complicado, sí… A ver si para unos días que tengamos libres, ya si eso… —«¡Ya si eso para dentro de cincuenta años, sí!»
—Oh… —allí solo estaba Hanabi y su clon, que al desaparecer, le hizo comprender. No, aquella monstruosidad de chakra, que tan solo había sentido una vez, frente a Kokuō, no venía de ningún bijū. Venía de su propio Uzukage.
Si lo de antes le había hecho replantearse seriamente lo infravalorado que tenía a su Uzukage, ahora empezaba a pensar que, quizá, lo que pasaba era que de verdad tenía a un bijū dentro. ¿Acaso era posible para una persona acumular semejante chakra? Semejante… ¿poder? Datsue trató de imaginárselo, pero era como pensar en algo infinito. Llegaba un punto en que su mente decía: hasta aquí puedo llegar.
—Bueno, bueno, bueno... vamos para allá, ¿eh? —dijo, avergonzado, y le dio dos palmaditas en el hombro a Datsue antes de dirigirse a la puerta de la calle por sus propios pies—. Tráete al perrete, hombre. Pobrecillo, mira qué cara te pone.
—Ehm… Sí… —Miró a Datsuse. La cara que le ponía ahora era de: sálvame de este monstruo. Como un flash, la conversación que tuvo su clon con Hanabi le invadió la mente. Oh, aquello era malo. Aquello era muy malo—. Esto, Hanabi-sama… Ehm… —cerró la puerta tras de sí, con Datsuse muy pegado a él, temblando—. Respecto al combate, yo estaré encantadísimo también. Sí, por supuesto… Aunque imagino que usted andará super ocupado, y yo entre las misiones y ahora Aiko…
Un momento. Le había dicho Hanabi de… ¿pelear en serio? «¡Marcha atrás! ¡Marcha atrás!»
—¡Joe! Pues va a estar difícil encontrar un día que nos venga bien a los dos, ¿eh? Muy difícil, sí. Y mire que ganas me sobran. ¡Buah si me sobran! —Se le notaba que le sobraban una barbaridad, sí...—. Pero mucho me temo que va a estar complicado, sí… A ver si para unos días que tengamos libres, ya si eso… —«¡Ya si eso para dentro de cincuenta años, sí!»
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado