21/02/2019, 18:10
No le costó mucho colmar el pequeño saco luego de que el jabato perdiese el interés en él. Kazuma le observo revolcándose, preguntándose como un animal salvaje podía ser tan despreocupado. Y justo cuando iba a responderle a su compañera, de entre el follaje apareció la madre de aquel jabali… Una criatura de más o menos una metro y medio de cruz, lo cual indicaba una masa enorme para un animal de su tipo.
—Cielos… Ranko-san, ¿ya terminaste con lo tuyo? —pregunto calmadamente mientras cerraba su bolsa.
Un instante después, el gran jabalí salió corriendo en su dirección. El peliblanco dio un salto y lo esquivo por poco. Se levantó rápido, esperando la respuesta de su compañera, pues si hacía falta tendría que conseguir el tiempo necesario para que terminase.
—Cielos… Ranko-san, ¿ya terminaste con lo tuyo? —pregunto calmadamente mientras cerraba su bolsa.
Un instante después, el gran jabalí salió corriendo en su dirección. El peliblanco dio un salto y lo esquivo por poco. Se levantó rápido, esperando la respuesta de su compañera, pues si hacía falta tendría que conseguir el tiempo necesario para que terminase.