3/03/2019, 18:33
Kazuma sonrió, divertido por la intensa reacción de Ranko; aunque también podía sonreír por el hecho de que un pantalón rasgado era un daño insignificante tras la embestida de un enorme jabalí. Como mejor pudo compuso sus ropas, arremangado allí y atando por allá. Finalmente se consideró lo suficientemente presentable, lo suficiente para no incordiar a su compañera.
—Ya puedes mirar, Ranko-san —aseguro, ya sin su retaguardia al descubierto; aunque su pierna izquierda era ahora la desnuda.
En cuanto la muchacha estuviese un poco más calmada, el moreno se orientaría y seguiría su trayectoria hacia los acantilados. En aquel sitio, que no debía de estar muy lejos, podrían continuar con su misión.
—Ya puedes mirar, Ranko-san —aseguro, ya sin su retaguardia al descubierto; aunque su pierna izquierda era ahora la desnuda.
En cuanto la muchacha estuviese un poco más calmada, el moreno se orientaría y seguiría su trayectoria hacia los acantilados. En aquel sitio, que no debía de estar muy lejos, podrían continuar con su misión.