22/03/2019, 00:42
La diferencia de poder y habilidad, en esa afrenta en particular, era indiscutible. Ninguno fue capaz de percibir siquiera la secuencia de sellos que le permitió invocar el fuego, ni de el calor envolviéndoles en un manto rojo vivaz. La intensa llamarada era tan poderosa y palpable que consumió en ancho todo el pasillo, y avanzó como una tormenta de llamas hacia adelante, consumiéndolo todo. Tragándose el oxígeno concentrado del interior y avivándose a sí misma en todo su recorrido.
¿Alguna vez habías escuchado a un cerdo chillar en el matadero? para algunos era insoportable. Pero oir a un humano calcinándose, era otra cosa. Los gritos se antojaban abrumadores. Quejidos guturales que sólo el dolor resultante de tus propias carnes derritiéndose hasta tocar las capas más profundas de tu piel podían causar.
Cuando las llamas se extinguieron y dejaron a cuatro moribundos rodando por el suelo, tratando de sobrevivir; Datsue lo previó. Una corazonada. De que quizás, no había sido el momento correcto.
Murmuros desde los muros exteriores se hacían cada vez más audibles. Había movimiento, a gran escala.
Y la manija de la puerta custodiada giró...
¿Alguna vez habías escuchado a un cerdo chillar en el matadero? para algunos era insoportable. Pero oir a un humano calcinándose, era otra cosa. Los gritos se antojaban abrumadores. Quejidos guturales que sólo el dolor resultante de tus propias carnes derritiéndose hasta tocar las capas más profundas de tu piel podían causar.
Cuando las llamas se extinguieron y dejaron a cuatro moribundos rodando por el suelo, tratando de sobrevivir; Datsue lo previó. Una corazonada. De que quizás, no había sido el momento correcto.
Murmuros desde los muros exteriores se hacían cada vez más audibles. Había movimiento, a gran escala.
Y la manija de la puerta custodiada giró...