22/03/2019, 22:45
Para cuando Etsu y su can de misma apariencia llegaron, lo que vieron no fue ni mas ni meno que a Kazuma al borde de un acantilado. Habían percibido su olor, por supuesto que si, pero por mas que buscaron no vieron rastro de la chica. Sin embargo, su olor su que estaba presente en esa zona...
«¿Estará bajando por el acantilado?»
La respuesta era mas que obvia dándose que el otro chico prestaba bastante atención a lo que había abajo. Curioso, quizás habían encontrado algo allí abajo, o en mitad del trayecto. Fuere como fuere, el de cabellera blanca hizo un inciso para preguntar a los recién llegados qué tal había ido la caza de plantas.
Etsu alzó la bolsa, a la par que Akane imitó su gesto. Ambos llevaban las bolsas con material dentro, lo cuál sugería que la parte asignada a ellos había sido un éxito —tenemos las Taidonkas éstas, las encontramos todas junto a unos primates drogadictos... pero eso ya es historia.
»Eso si, por el camino hemos encontrado otras plantas de esas que buscamos, esas que tienen hojas grandes de color café y amarillo...
—¡Ababaur! —concluyó Akane.
—¡Eso! ¡Baiko!
El dúo volvió a resguardar las bolsas a sendas cinturas, dando más importancia a lo que ahora mismo había entre manos. Sin demasiado remordimiento, asomaron por el acantilado, pudiendo avistar a la chica realizando su tarea. Etsu llevó la mirada por un instante al de cabellos blancos.
—¿Y a vosotros cómo os ha ido? ¿tenéis aún alguna bolsa con espacio?
«¿Estará bajando por el acantilado?»
La respuesta era mas que obvia dándose que el otro chico prestaba bastante atención a lo que había abajo. Curioso, quizás habían encontrado algo allí abajo, o en mitad del trayecto. Fuere como fuere, el de cabellera blanca hizo un inciso para preguntar a los recién llegados qué tal había ido la caza de plantas.
Etsu alzó la bolsa, a la par que Akane imitó su gesto. Ambos llevaban las bolsas con material dentro, lo cuál sugería que la parte asignada a ellos había sido un éxito —tenemos las Taidonkas éstas, las encontramos todas junto a unos primates drogadictos... pero eso ya es historia.
»Eso si, por el camino hemos encontrado otras plantas de esas que buscamos, esas que tienen hojas grandes de color café y amarillo...
—¡Ababaur! —concluyó Akane.
—¡Eso! ¡Baiko!
El dúo volvió a resguardar las bolsas a sendas cinturas, dando más importancia a lo que ahora mismo había entre manos. Sin demasiado remordimiento, asomaron por el acantilado, pudiendo avistar a la chica realizando su tarea. Etsu llevó la mirada por un instante al de cabellos blancos.
—¿Y a vosotros cómo os ha ido? ¿tenéis aún alguna bolsa con espacio?
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~