5/04/2019, 19:29
—Estoy como si me hubiesen estallado una bomba sonora en el jodido tímpano —se quejó Datsue, masajeándose el oído mientras abría y cerraba la boca.
—Como si nos hubieras tirado tu técnica del grito pero sin técnica —corroboró Daruu, metiéndose un dedo en la oreja—. Bueno, pues... ¿ahora qué? —preguntó, frotándose la nuca mientras el Uchiha se reincorporaba—. ¿Ya está? ¿Ya estamos... bien? ¿Nos despedimos y ya...? ¿O nos tomamos algo?
Ayame volvió a cruzarse de brazos y apartó la mirada a un lado.
—Supongo... —respondió, de forma seca y vaga.
Había cerrado los ojos y entonces un escalofrío sacudió su cuerpo de arriba a abajo visiblemente.
—Pueden hacer lo que quieran. Pero no cuenten conmigo para sus juegos de humanos. No traicionaré a mis Hermanos bajo ningún concepto —habló. Pero no era de Ayame la voz que salía de aquellos labios, sino otra mucho más calmada y fría que ambos shinobi conocían muy bien. La muchacha abrió los ojos lentamente, y cuando giró la cabeza sus iris aguamarina se clavaron en Uchiha Datsue con una sonrisa socarrona—. Hola, Uchiha. ¿Me recuerda?
—Como si nos hubieras tirado tu técnica del grito pero sin técnica —corroboró Daruu, metiéndose un dedo en la oreja—. Bueno, pues... ¿ahora qué? —preguntó, frotándose la nuca mientras el Uchiha se reincorporaba—. ¿Ya está? ¿Ya estamos... bien? ¿Nos despedimos y ya...? ¿O nos tomamos algo?
Ayame volvió a cruzarse de brazos y apartó la mirada a un lado.
—Supongo... —respondió, de forma seca y vaga.
Había cerrado los ojos y entonces un escalofrío sacudió su cuerpo de arriba a abajo visiblemente.
—Pueden hacer lo que quieran. Pero no cuenten conmigo para sus juegos de humanos. No traicionaré a mis Hermanos bajo ningún concepto —habló. Pero no era de Ayame la voz que salía de aquellos labios, sino otra mucho más calmada y fría que ambos shinobi conocían muy bien. La muchacha abrió los ojos lentamente, y cuando giró la cabeza sus iris aguamarina se clavaron en Uchiha Datsue con una sonrisa socarrona—. Hola, Uchiha. ¿Me recuerda?
«¡Kokuō! ¿Qué narices estás haciendo, maldita sea?»