8/04/2019, 16:33
Ranko sopesó las opciones. ¿Debería cada uno enfocarse en recoger un solo tipo? ¿Deberían de intentar recoger ambos en la misma bolsa y luego separarlos? No, hacer esto tal vez cambiaría las propiedades de las hierbas, ¿no? La chica no era experta, y deseaba haberle preguntado con anticipación a la señora Taitama. Así que asintió en dirección al peliblanco.
—C-Creo que es lo mejor. Ambos… ehm… Nos fijaremos y busca… buscaremos ambas, pero solo recogeremos u-un tipo de hierba…
Ranko bajó un poco más. A pesar de que era una técnica sencilla, no estaba de más ser cuidadosa con la escalada vertical, especialmente en un lugar tan vertical como ése. Bajó una saliente más y se movió hacia su izquierda, donde encontró una solitaria flor de niratsubu. Ojeó la roca, y encontró el mannerikko un metro más abajo, sobre la pared y no sobre plataforma alguna. Por su lado, Kazuma encontraría, si bajaba un poco más, una gran área del musgo buscado, y otras tres flores blancas, varios metros más hacia su derecha, adornando un arbusto que salía de entre unas grietas en la roca.
Ranko estaba lista para usar su kunai de nuevo cuando escuchó a los otros compañeros de misión. Una cabeza con rastas se asomó al borde del precipicio. La kunoichi, como en automático, estuvo a punto de saludar al Inuzuka, cuando éste les advirtió de algo: el gruñir de animales que se acercaban. La chica recordó al jabalí, y cómo se había llevado un pedazo de Kazuma (bueno, de su ropa). Le dirigió una mirada preocupada al peliblanco.
—¿A-animales? ¿Q-qué tipo de a-a-animales? —Preguntó en voz alta. Se apresuraría, entonces, para usar su kunai y extraer lo poco de mannerikko que estaba cerca.
Arriba, mientras tanto, Etsu escucharía acercarse más y más los gruñidos. Lo primero que vería entre los árboles, serían bultos enormes, como grandes bloques móviles. Luego, un cerdito (un jabato, mejor dicho) que caminaba de forma graciosa, como si estuviese mareado. Las criaturas que le seguían, si bien tardarían un poco en salir de entre los árboles, a la distancia, eran de esperarse. Aún no se distinguían con precisión de entre los matorrales, y su número tampoco era claro.
—C-Creo que es lo mejor. Ambos… ehm… Nos fijaremos y busca… buscaremos ambas, pero solo recogeremos u-un tipo de hierba…
Ranko bajó un poco más. A pesar de que era una técnica sencilla, no estaba de más ser cuidadosa con la escalada vertical, especialmente en un lugar tan vertical como ése. Bajó una saliente más y se movió hacia su izquierda, donde encontró una solitaria flor de niratsubu. Ojeó la roca, y encontró el mannerikko un metro más abajo, sobre la pared y no sobre plataforma alguna. Por su lado, Kazuma encontraría, si bajaba un poco más, una gran área del musgo buscado, y otras tres flores blancas, varios metros más hacia su derecha, adornando un arbusto que salía de entre unas grietas en la roca.
Ranko estaba lista para usar su kunai de nuevo cuando escuchó a los otros compañeros de misión. Una cabeza con rastas se asomó al borde del precipicio. La kunoichi, como en automático, estuvo a punto de saludar al Inuzuka, cuando éste les advirtió de algo: el gruñir de animales que se acercaban. La chica recordó al jabalí, y cómo se había llevado un pedazo de Kazuma (bueno, de su ropa). Le dirigió una mirada preocupada al peliblanco.
—¿A-animales? ¿Q-qué tipo de a-a-animales? —Preguntó en voz alta. Se apresuraría, entonces, para usar su kunai y extraer lo poco de mannerikko que estaba cerca.
Arriba, mientras tanto, Etsu escucharía acercarse más y más los gruñidos. Lo primero que vería entre los árboles, serían bultos enormes, como grandes bloques móviles. Luego, un cerdito (un jabato, mejor dicho) que caminaba de forma graciosa, como si estuviese mareado. Las criaturas que le seguían, si bien tardarían un poco en salir de entre los árboles, a la distancia, eran de esperarse. Aún no se distinguían con precisión de entre los matorrales, y su número tampoco era claro.
Pensamientos (Plum) ✧ Diálogos (PaleVioletRed)