10/04/2019, 00:22
(Última modificación: 10/04/2019, 00:23 por Uchiha Datsue.)
¿No sabía quién era? Qué poco pro… «Bah, yo tampoco tenía ni idea antes de empezar la misión». Pero ya habría tiempo para explicarle todo aquello. Ahora debía ahorrar fuerzas y centrarse en lo primordial: encontrar a la cabrona de Nahana.
Los cimientos de piedra rugieron y él con ellos.
—¡No me jodas, Nahana! ¡No me jodas eh!
No podía morir. ¡No podía morir! Ya no era por la misión, o siquiera por Soroku o sus hijas. Después de tantos días trabajando a su lado… Joder, simplemente, no podía permitirlo.
Una melodía que creía olvidada en el tiempo. Un mensaje que, tiempo atrás, en un lejano islote llamado Isla Monotonía, había seducido a los Hermanos del Desierto.
Se le pusieron los vellos de punta.
—Susano’o… Padre… —rezó al cielo—. Dame fuerzas…
Pero de nada le servía la fuerza si no era capaz de encontrar a Nahana. No tenía un Sello de Rastreo colocado en ella. Tampoco un sello de la Hermandad Intrépida. Recordaba que tenía sellos explosivos colocados en el cuerpo, pero hacerlos estallar para encontrar su ubicación no era, desde luego, una opción.
Entonces, ¿qué?
—Mierda, joder. ¡Mierda!
Le hubiese gustado decir que, tras ese recuerdo enterrado, el Uchiha se había armado de un valor suicida. Que tras esas épicas palabras pidiendo ayuda a un dios, el Uchiha había tomado el toro por los cuernos y se había tirado de cabeza al abismo.
Lo que pasó en realidad es que hizo algo que se le solía dar muy bien: retirarse. Tenía la pierna rota, fisuras en las costillas y apenas se tenía en pie. Era imposible. Imposible. La única esperanza que le quedaba era…
… el que nunca le había fallado hasta entonces.
Los cimientos de piedra rugieron y él con ellos.
—¡No me jodas, Nahana! ¡No me jodas eh!
No podía morir. ¡No podía morir! Ya no era por la misión, o siquiera por Soroku o sus hijas. Después de tantos días trabajando a su lado… Joder, simplemente, no podía permitirlo.
Cuando la Luna de Sangre baja,
la línea entre hombres y bestias se difumina,
y cuando Susano'o descienda,
el digno será bendecido con un hijo.
la línea entre hombres y bestias se difumina,
y cuando Susano'o descienda,
el digno será bendecido con un hijo.
Una melodía que creía olvidada en el tiempo. Un mensaje que, tiempo atrás, en un lejano islote llamado Isla Monotonía, había seducido a los Hermanos del Desierto.
Se le pusieron los vellos de punta.
—Susano’o… Padre… —rezó al cielo—. Dame fuerzas…
Pero de nada le servía la fuerza si no era capaz de encontrar a Nahana. No tenía un Sello de Rastreo colocado en ella. Tampoco un sello de la Hermandad Intrépida. Recordaba que tenía sellos explosivos colocados en el cuerpo, pero hacerlos estallar para encontrar su ubicación no era, desde luego, una opción.
Entonces, ¿qué?
—Mierda, joder. ¡Mierda!
Le hubiese gustado decir que, tras ese recuerdo enterrado, el Uchiha se había armado de un valor suicida. Que tras esas épicas palabras pidiendo ayuda a un dios, el Uchiha había tomado el toro por los cuernos y se había tirado de cabeza al abismo.
Lo que pasó en realidad es que hizo algo que se le solía dar muy bien: retirarse. Tenía la pierna rota, fisuras en las costillas y apenas se tenía en pie. Era imposible. Imposible. La única esperanza que le quedaba era…
… el que nunca le había fallado hasta entonces.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado