12/04/2019, 16:13
De repente, Datsue se rompió. Como si algo dentro de él acabara de darse cuenta de que tenía varios huesos rotos y estaba en un estado físico lamentable, el menor de los Uchiha soltó un alarido escalofriante y se quedó allí, tirado sobre el suelo cubierto de polvo y ceniza. Akame se le quedó mirando unos instantes mientras sopesaba si simplemente coger a su Hermano y largarse de allí, de vuelta a algún lugar donde pudieran atenderle debidamente, o intentar salvar a aquella mujer que no conocía de nada. Lo que inclinó la balanza finalmente hacia un lado fue el hecho de que Akame nunca había visto a su compadre implorar la salvación de alguien ajeno antes que la de sí mismo. Lady Takoizu debía ser realmente importante para él.
Así pues, Akame se dirigió hacia la pila de escombros que Datsue le había señalado, y entre los cuales se podía intuir una mano.
—¡Aguanta! ¡Ya te saco! —vociferó el jōnin.
Haciendo acopio de aliento, el Uchiha empezó a tratar de mover los escombros que sepultaban a aquella persona —si bien era consciente de que no existían garantías de que se tratara, en efecto, de Lady Takoizu—. Empezó por los de arriba, tratando de desapilarlos, y siguiendo por los que había más abajo. En todo momento tenía cuidado y meditaba sus movimientos para no cagarla y terminar sepultando todavía más a la persona que estaba tratando de desenterrar.
Así pues, Akame se dirigió hacia la pila de escombros que Datsue le había señalado, y entre los cuales se podía intuir una mano.
—¡Aguanta! ¡Ya te saco! —vociferó el jōnin.
Haciendo acopio de aliento, el Uchiha empezó a tratar de mover los escombros que sepultaban a aquella persona —si bien era consciente de que no existían garantías de que se tratara, en efecto, de Lady Takoizu—. Empezó por los de arriba, tratando de desapilarlos, y siguiendo por los que había más abajo. En todo momento tenía cuidado y meditaba sus movimientos para no cagarla y terminar sepultando todavía más a la persona que estaba tratando de desenterrar.