18/04/2019, 22:05
(Última modificación: 22/04/2019, 14:26 por Uchiha Akame. Editado 1 vez en total.)
—¡Datsue el Intrépido! —vociferó Akame, guasón, nada más entrar en la habitación donde reposaba el herido—. ¿Me firmaría un autógrafo?
El Uchiha soltó una carcajada sincera y se aproximó hacia su Hermano. Akame había estado realmente preocupado por él, no en vano pocas veces había visto a su compadre en semejante estado; Datsue era un ninja excepcional y era tremendamente raro que se viese superado por las circunstancias, fueran cuales fuesen. Sin embargo, cuando después de un rato los médicos habían asegurado que el joven Uchiha estaba fuera de peligro, Akame se había relajado. Y en ese momento, tres días después, ya se encontraba de su buen humor habitual, siempre dispuesto a una chanza.
—¿Te encuentras tan mal como aparentas? —preguntó, con una risilla—. Por las tetas de Amaterasu, Datsue, esta vez ha estado cerca. ¿Y quién es esa tía tan importante? ¿De qué iba todo ese rollo de "Lady"?
Pese a su intervención in extremis para salvar el día —o más bien la noche—, Akame todavía no tenía ni idea acerca de la misión que había llevado a su amigo a tierras tan lejanas como las de Tsuchi no Kuni. Y menos aún a codearse con alguien que tenía un honorífico tan pomposo como "lady". El joven jōnin no había encontrado a nadie capaz de ponerle al día de los detalles y, por alguna razón, los sanitarios no le habían permitido interrogar a la mujer a la que había salvado la vida, de modo que se encontraba zozobrando en un mar de ignorancia. Quienes le conocían saben bien que no había nada que molestase más a Uchiha Akame que el no saber cosas, de modo que apenas había obtenido unos minutos para hablar con Datsue, no dudó en empezar a lanzarle preguntas a granel.
—Algo me dice... Algo me dice que esa "Marca del Hierro" tuya tenía algo que ver, ¿no? —apostilló el Uchiha—. ¿Problemas con ese calvo tan siniestro otra vez?
El Uchiha soltó una carcajada sincera y se aproximó hacia su Hermano. Akame había estado realmente preocupado por él, no en vano pocas veces había visto a su compadre en semejante estado; Datsue era un ninja excepcional y era tremendamente raro que se viese superado por las circunstancias, fueran cuales fuesen. Sin embargo, cuando después de un rato los médicos habían asegurado que el joven Uchiha estaba fuera de peligro, Akame se había relajado. Y en ese momento, tres días después, ya se encontraba de su buen humor habitual, siempre dispuesto a una chanza.
—¿Te encuentras tan mal como aparentas? —preguntó, con una risilla—. Por las tetas de Amaterasu, Datsue, esta vez ha estado cerca. ¿Y quién es esa tía tan importante? ¿De qué iba todo ese rollo de "Lady"?
Pese a su intervención in extremis para salvar el día —o más bien la noche—, Akame todavía no tenía ni idea acerca de la misión que había llevado a su amigo a tierras tan lejanas como las de Tsuchi no Kuni. Y menos aún a codearse con alguien que tenía un honorífico tan pomposo como "lady". El joven jōnin no había encontrado a nadie capaz de ponerle al día de los detalles y, por alguna razón, los sanitarios no le habían permitido interrogar a la mujer a la que había salvado la vida, de modo que se encontraba zozobrando en un mar de ignorancia. Quienes le conocían saben bien que no había nada que molestase más a Uchiha Akame que el no saber cosas, de modo que apenas había obtenido unos minutos para hablar con Datsue, no dudó en empezar a lanzarle preguntas a granel.
—Algo me dice... Algo me dice que esa "Marca del Hierro" tuya tenía algo que ver, ¿no? —apostilló el Uchiha—. ¿Problemas con ese calvo tan siniestro otra vez?