19/04/2019, 15:38
(Última modificación: 19/04/2019, 15:40 por Uchiha Akame. Editado 1 vez en total.)
Akame asintió, con un brazo cruzado sobre el pecho y el otro apoyado en el mismo, sujetándose el mentón con aire reflexivo.
—Ya veo, ya veo... Menudo culebrón. Las cosas entre nobles siempre tienen que ser así, ¿eh? —apostilló—. Bueno, pues qué mal para ese tío. No sabían que se estaban jugando los cuartos con uno de los Hermanos del Desierto —agregó, riendo. Su jovialidad contrastaba con el aspecto deteriorado de Datsue, pero es que Akame era así. No había nada que le pusiera de mejor humor que una misión exitosamente concluída, incluso si las implicaciones de ello mismo supusieran que iban a ocurrir cosas terribles; como en esa ocasión.
—¿Así que ahora va a estallar una guerra de sucesión en Tsuchi no Kuni? No jodas, menos mal que estamos bien lejos, fiuuuu —dejó escapar un silbido de alivio—. ¿Tu invitada de honor? Pues, la verdad es que no tengo ni pajolera idea.
Akame calló un momento. Había un detalle que le estaba picoteando la cabeza como un molesto pajarillo.
—Entonces, entre esos mercenarios... ¿Había algún ninja? ¿De qué Villa?
Era casi una pregunta retórica. Akame no podía creer, en ninguna realidad posible, que simples soldados hubieran logrado poner en jaque a su Hermano de tal forma.
—Ya veo, ya veo... Menudo culebrón. Las cosas entre nobles siempre tienen que ser así, ¿eh? —apostilló—. Bueno, pues qué mal para ese tío. No sabían que se estaban jugando los cuartos con uno de los Hermanos del Desierto —agregó, riendo. Su jovialidad contrastaba con el aspecto deteriorado de Datsue, pero es que Akame era así. No había nada que le pusiera de mejor humor que una misión exitosamente concluída, incluso si las implicaciones de ello mismo supusieran que iban a ocurrir cosas terribles; como en esa ocasión.
—¿Así que ahora va a estallar una guerra de sucesión en Tsuchi no Kuni? No jodas, menos mal que estamos bien lejos, fiuuuu —dejó escapar un silbido de alivio—. ¿Tu invitada de honor? Pues, la verdad es que no tengo ni pajolera idea.
Akame calló un momento. Había un detalle que le estaba picoteando la cabeza como un molesto pajarillo.
—Entonces, entre esos mercenarios... ¿Había algún ninja? ¿De qué Villa?
Era casi una pregunta retórica. Akame no podía creer, en ninguna realidad posible, que simples soldados hubieran logrado poner en jaque a su Hermano de tal forma.