19/04/2019, 18:34
Atónita como sólo ella podía estarlo, la revelación funesta de que Furune había sido el traidor que había complotado para el ataque le pareció, cuanto menos, surrealista. En ese hombre había depositado su confianza durante más de veinte años y así se lo pagaba. ¿Pero por qué? ¿qué ganaría con su muerte? ¡si ya todo lo que el Hierro podía ofrecerle!
—Han pasado tres días —alegó, secándose las lágrimas y recuperando la compostura—. deberían haber llegado ya a los Herreros —Nahana miró soslaya al estado de Datsue y chasqueó la lengua—. ya has hecho bastante, Datsue. Recupérate. Yo... supongo que iré sola hasta allá. Necesito saber que están bien.
Luego miró a Akame. A esa mirada fúnebre e insensible. No confiaba en él como para pedirle que la acompañara.
—Han pasado tres días —alegó, secándose las lágrimas y recuperando la compostura—. deberían haber llegado ya a los Herreros —Nahana miró soslaya al estado de Datsue y chasqueó la lengua—. ya has hecho bastante, Datsue. Recupérate. Yo... supongo que iré sola hasta allá. Necesito saber que están bien.
Luego miró a Akame. A esa mirada fúnebre e insensible. No confiaba en él como para pedirle que la acompañara.