20/04/2019, 20:56
Era un día particularmente lluvioso. Quizás en otras culturas, esto habría sido un mal presagio. No era lo contrario en Amegakure, porque si no, casi todos los días serían buen presagio. Era un día como otro cualquiera, aunque la tormenta se cebaba con interés. Era un día como otro cualquiera...
...para casi cualquier persona.
Pero no para Amedama Daruu, ni para Aotsuki Ayame, que caminaban en silencio, más taciturnos que de costumbre. Él caminaba con una capa de viaje impermeable de color negra, y un kasa amplio de color beis. Lo hacía con la cabeza en las nubes. Se había estado preparando mucho para aquél día, pero en realidad, no se sentía preparado.
No era porque tuvieran que hablar con Yui, no era porque temiera a su líder ni su posible respuesta. Lo que en verdad temía era enfrentarse a su pasado, y al pasado de su familia.
Aquella puta debía morir. O si no, su madre estaría en peligro.
La puerta de la recepción se abrió, y los muchachos entraron en la Torre de la Arashikage.
...para casi cualquier persona.
Pero no para Amedama Daruu, ni para Aotsuki Ayame, que caminaban en silencio, más taciturnos que de costumbre. Él caminaba con una capa de viaje impermeable de color negra, y un kasa amplio de color beis. Lo hacía con la cabeza en las nubes. Se había estado preparando mucho para aquél día, pero en realidad, no se sentía preparado.
No era porque tuvieran que hablar con Yui, no era porque temiera a su líder ni su posible respuesta. Lo que en verdad temía era enfrentarse a su pasado, y al pasado de su familia.
Aquella puta debía morir. O si no, su madre estaría en peligro.
La puerta de la recepción se abrió, y los muchachos entraron en la Torre de la Arashikage.