20/04/2019, 21:00
Hida era un hombre mayor, amable, del que se contaban decenas de leyendas. Se decía que no había espadachín en todo Oonindo capaz de vencerle en un duelo. No obstante, cuando con el dedo temblequeando comenzó a marcar las teclas del interfono que comunicaba el piso inferior con el despacho de Yui, Daruu alzó una ceja escéptico. No podía ser que un hombre tan viejo, con aquellos achaques, fuera tan bueno con una espada. ¡Si ni siquiera podía marcar bien el número de teléfono!
Daruu y Ayame habían ido allí con toda la intención de hablar con Yui, pero aún así cuando el anciano Hida les dio la señal para que subieran, el estómago le dio un vuelco. Mira que creía poder desenvolverse bien con Amekoro Yui, pero uno nunca estaba preparado para enfrentarse a ella. O quizás sólo teniéndole ese respecto manchado de terror era capaz uno de sobrevivir a la Tormenta.
Los muchachos subieron el ascensor. Daruu pulsó el último número y las puertas se cerraron. El aparato comenzó a subir.
—Deja que hable yo primero —le dijo a Ayame—. Tú te pones muy nerviosa delante de ella. —Al rato, las puertas volvieron a abrirse. Daruu recorrió el pasillo hasta llegar a las puertas del despacho, y con decisión, golpeó tres veces—. Buenos días, señora Yui —dijo, y entró en el despacho, poniéndose delante de ella e instantáneamente hincando una rodilla en el suelo.
Daruu y Ayame habían ido allí con toda la intención de hablar con Yui, pero aún así cuando el anciano Hida les dio la señal para que subieran, el estómago le dio un vuelco. Mira que creía poder desenvolverse bien con Amekoro Yui, pero uno nunca estaba preparado para enfrentarse a ella. O quizás sólo teniéndole ese respecto manchado de terror era capaz uno de sobrevivir a la Tormenta.
Los muchachos subieron el ascensor. Daruu pulsó el último número y las puertas se cerraron. El aparato comenzó a subir.
—Deja que hable yo primero —le dijo a Ayame—. Tú te pones muy nerviosa delante de ella. —Al rato, las puertas volvieron a abrirse. Daruu recorrió el pasillo hasta llegar a las puertas del despacho, y con decisión, golpeó tres veces—. Buenos días, señora Yui —dijo, y entró en el despacho, poniéndose delante de ella e instantáneamente hincando una rodilla en el suelo.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)