26/04/2019, 01:07
(Última modificación: 26/04/2019, 01:08 por Aotsuki Ayame.)
El silencio se alargó en el tiempo después de la intervención de aquel hombre desconocido, y Ayame supo a ciencia cierta que Datsue debía de haber desactivado el sello. Suspiró con pesar, pero aún así se armó de paciencia, apoyó la cabeza contra la pared y aguardó...
Y aguardó...
—L-le pido d-disculpas, Hana... Hanabi-dono. Por mi comp-portamiento irresponsable du-durante el examen de chuunin... ¡AGH!
Ayame palideció de golpe al oír la voz de Daruu a través del sello. La habitación comenzó a darle vueltas a toda velocidad al escuchar sus palabras. Y su corazón se olvidó de latir cuando comprendió el significado y las consecuencias de lo que estaba ocurriendo.
Amedama Daruu se acababa de colar en Uzushiogakure. En plena madrugada. En el mismísimo despacho del Uzukage.
—¿¿¡¡DARUU!!?? Pero… ¿¡Qué coño…!? ¿¡QUÉ COÑO…!?
Y la voz de Datsue no hizo más que confirmar sus sospechas.
Y Ayame, muerta de miedo, no fue capaz de pronunciar una sola palabra. Temblaba como un ratoncillo. Un ratoncillo cuyo compañero acabara de salir en una incursión a la cocina en busca de queso... bajo la vigilancia de un malvado gato.
«Nos la vamos a cargar... nos la vamos a cargar... ¡Jopé, Daruu!»
Y aguardó...
—L-le pido d-disculpas, Hana... Hanabi-dono. Por mi comp-portamiento irresponsable du-durante el examen de chuunin... ¡AGH!
Ayame palideció de golpe al oír la voz de Daruu a través del sello. La habitación comenzó a darle vueltas a toda velocidad al escuchar sus palabras. Y su corazón se olvidó de latir cuando comprendió el significado y las consecuencias de lo que estaba ocurriendo.
Amedama Daruu se acababa de colar en Uzushiogakure. En plena madrugada. En el mismísimo despacho del Uzukage.
—¿¿¡¡DARUU!!?? Pero… ¿¡Qué coño…!? ¿¡QUÉ COÑO…!?
Y la voz de Datsue no hizo más que confirmar sus sospechas.
Y Ayame, muerta de miedo, no fue capaz de pronunciar una sola palabra. Temblaba como un ratoncillo. Un ratoncillo cuyo compañero acabara de salir en una incursión a la cocina en busca de queso... bajo la vigilancia de un malvado gato.
«Nos la vamos a cargar... nos la vamos a cargar... ¡Jopé, Daruu!»