1/05/2019, 04:13
Ginjo sonrió como un niño pequeño.
—¿Para tí? ¿para tu chica? ¡claro que sí! y os daré la más grande que tengo —el hombretón se volteó para buscar las llaves en la repisa. Tardó un poco en encontrarlas, lo que les dio tiempo a los ninja de otear un poco el mural. Cientos de momentos únicos que Ginjo recolectaba en fotos—. ajá, aquí está. Toma, muchacho, habitación número nueve. ¿Eh, y sabes qué? para que se lo cuentes a tu madre cuando vuelvas. ¡La casa invita, gastos pagos a cargo de este humilde servidor!
—¿Para tí? ¿para tu chica? ¡claro que sí! y os daré la más grande que tengo —el hombretón se volteó para buscar las llaves en la repisa. Tardó un poco en encontrarlas, lo que les dio tiempo a los ninja de otear un poco el mural. Cientos de momentos únicos que Ginjo recolectaba en fotos—. ajá, aquí está. Toma, muchacho, habitación número nueve. ¿Eh, y sabes qué? para que se lo cuentes a tu madre cuando vuelvas. ¡La casa invita, gastos pagos a cargo de este humilde servidor!