9/05/2019, 21:02
Salto, giro, salto, esquivar rama agachándose, salto, giro de nuevo, voltereta para evadir rama a media altura, y de pronto un muro frente al Inuzuka. El chico paró su frenética carrera, alarmado por el muro de tierra con ese peculiar símbolo. Por un instante dudó, pero no tardó en recordar que la chica había tenido que usar una técnica del estilo, según le comentó. Así pues, con el corazón aún latiendo a mil y un cansancio realmente notable, el chico tomó algo de aire en lo que buscaba las ropas de su compañero.
«Tiene que estar... tiene que estar por aquí... ¿verdad?»
EL chico, sumido en sus pensamientos, pudo observar las marcas del enfrentamiento con el cerdo, incluso un pequeño reguero de sangre que parecía alejarse del sitio. Pero esos detalles ahora mismo eran insignificantes. A escasos dos metros tenía el pantalón rasgado de Kazuma. De nuevo, corrió, en ésta ocasión para tomar la prenda. Rebuscó un poco, y logró encontrar las bolsas de cáñamo. Antes de salir corriendo de nuevo cual pollo sin cabeza, revisó la mercancía.
¡Bien! —confirmó para sí mismo.
Con la prenda, así como las bolsas, el chico de nuevo salió a la carrera. De nuevo, corría hacia el grupo. Sin duda alguna, ésta misión era de las más intensas que había tenido en mucho tiempo, al menos lo estaba siendo por el detalle del requisito de tiempo. No tenían un máximo, pero quería cumplir con las expectativa....
—¡Ranko! ¡Kazuma! ¡Las tengo! ¡Están aquí!
No pudo contener demasiado la emoción al ver a lo lejos al grupo, tenía que anunciarlo a los 7 mares. Ya iba quedando menos, todo parecía estar listo para el regreso a la villa.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~