11/05/2019, 03:17
”¿Solemne?”
El espíritu de Ranko se tranquilizó al escucharlo decir que no estaba en peligro, solamente algo avergonzado. Se habría sentido muy mal si alguno de los cuatro quedase malherido en una misión hipotéticamente tan simple como era la búsqueda de algunas hierbas. Se alegraba mucho de que su amigo poeta estuviese bien, dentro de lo que cabía. Y se alegró aun más al ver a lo lejos a Etsu, acercándose y gritando de emoción: lo habían conseguido.
—¡A-así se hace, Inuzuka-san! —Ranko alzó la voz levemente, dando breves y quedos aplausos con sus dedos, visiblemente contenta —. ¡Kazuma-san, las hierbas están completas de nuevo!
La tercera cosa que le alegró fue que el de las rastas no traía de vuelta solamente las bolsitas, sino el pantalón destrozado de Kazuma. Tal vez no serviría de pantalón a la de ya, pero podría cubrir un poco más la parte inferior del chico. O al menos eso deseaba Ranko. Recibió a Etsu con la más amplia de las sonrisas y mejillas rojizas.
—¡A-ahora sí podremos cumplir nu… nuestra misión!
En cuanto los cuatro estuviesen juntos, Ranko daría vuelta y emprendería el camino de regreso a la aldea junto con sus compañeros genin. Su paso no llevaría prisa alguna, salvo que los chicos se aceleraran. Quería descansar de la emoción de la búsqueda y la persecución. Al menos lo que pudiese.
Si no pasaba nada más, Etsu, Akane, Kazuma y Ranko caminarían por varios minutos hacia el norte, hasta divisar a la distancia la puerta sur Tres de Kusagakure.
El espíritu de Ranko se tranquilizó al escucharlo decir que no estaba en peligro, solamente algo avergonzado. Se habría sentido muy mal si alguno de los cuatro quedase malherido en una misión hipotéticamente tan simple como era la búsqueda de algunas hierbas. Se alegraba mucho de que su amigo poeta estuviese bien, dentro de lo que cabía. Y se alegró aun más al ver a lo lejos a Etsu, acercándose y gritando de emoción: lo habían conseguido.
—¡A-así se hace, Inuzuka-san! —Ranko alzó la voz levemente, dando breves y quedos aplausos con sus dedos, visiblemente contenta —. ¡Kazuma-san, las hierbas están completas de nuevo!
La tercera cosa que le alegró fue que el de las rastas no traía de vuelta solamente las bolsitas, sino el pantalón destrozado de Kazuma. Tal vez no serviría de pantalón a la de ya, pero podría cubrir un poco más la parte inferior del chico. O al menos eso deseaba Ranko. Recibió a Etsu con la más amplia de las sonrisas y mejillas rojizas.
—¡A-ahora sí podremos cumplir nu… nuestra misión!
En cuanto los cuatro estuviesen juntos, Ranko daría vuelta y emprendería el camino de regreso a la aldea junto con sus compañeros genin. Su paso no llevaría prisa alguna, salvo que los chicos se aceleraran. Quería descansar de la emoción de la búsqueda y la persecución. Al menos lo que pudiese.
Si no pasaba nada más, Etsu, Akane, Kazuma y Ranko caminarían por varios minutos hacia el norte, hasta divisar a la distancia la puerta sur Tres de Kusagakure.
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