16/05/2019, 02:08
Un vistazo de lado a lado le permitió a Daruu comprobar, ya a lujo de detalle, lo que percibió Ayame a través de su ecolocalización. Era una taberna insípida y sucia. A simple vista se antojaba una tapadera perfecta para los propósitos de las Náyades, aunque aún tenían entre manos desvelar los entresijos de Mal de Ojo, y de cómo escondía exactamente la verdadera base de operaciones.
Desde la barra, pudieron comprobar que había una puerta adicional hacia una posible bodega y que descendía en una escalera de caracol. La técnica de Ayame no lo había percibido, por no haberse encontrado dentro de los límites de su percepción.
La mujer, que ahora de cerca se veía aún más bajita y pasada de edad, buscó a paso perezoso la cerveza y la colocó frente a Yamatsuki. Entonces miró a Ariba. O al menos lo intentaba, porque cuidaban de obtener hasta el detalle más minucioso, se darían cuenta de que la anciana estaba ciega.
No dijo nada. Con la mirada perdida sobre el cuerpo de Ariba, se mantuvo perpleja aguardando a que pidiera su bebida.
Desde la barra, pudieron comprobar que había una puerta adicional hacia una posible bodega y que descendía en una escalera de caracol. La técnica de Ayame no lo había percibido, por no haberse encontrado dentro de los límites de su percepción.
La mujer, que ahora de cerca se veía aún más bajita y pasada de edad, buscó a paso perezoso la cerveza y la colocó frente a Yamatsuki. Entonces miró a Ariba. O al menos lo intentaba, porque cuidaban de obtener hasta el detalle más minucioso, se darían cuenta de que la anciana estaba ciega.
No dijo nada. Con la mirada perdida sobre el cuerpo de Ariba, se mantuvo perpleja aguardando a que pidiera su bebida.