21/05/2019, 12:24
No, por una vez, no había pasado nada malo. Lo único que le traían eran noticias buenas. El Uchiha, de hecho, no tenía necesidad alguna de estar allí. Pero Reiji se lo había pedido, y creyó que podría ser buena idea como apoyo moral, en caso de que Hanabi no estuviese muy por la labor de reaceptar al espadachín entre sus filas.
Tras saludar, Datsue se mantuvo en pie, sujetándose una muñeca con la otra mano tras la espalda, y fue Reiji el primero en tomar la palabra. Pero no lo hizo para responder a la pregunta del Uzukage, sino para ofrecerle un regalo.
El Uchiha observó con curiosidad la cajita de madera que sacaba de unas telas. ¿Qué contendría? ¿Dinero? ¿Joyas? «Eso no tiene sentido…», pensó, con pesar. Y no, no era nada de aquello. Sino un brazalete, que al Uchiha le recordó al que podías usar para acoplar una ballesta de muñeca al brazo. Un brazalete con discos metálicos a su alrededor.
Datsue se acercó con pasos muy cortitos y estiró el cuello para ver mejor, como un perrito que duda de la fiabilidad de un desconocido ofreciéndole comida. «Vaya, vaya, vaya. Pues tiene buena pinta…»
¿No había uno para él? Miró a Reiji. Luego a Hanabi. Luego otra vez a Reiji. Parecía que… no. Recobró la postura, con algo de envidia por no poder poner a prueba él mismo ese nuevo y desconocido artefacto.
No le pasó inadvertido que, a medida que Reiji iba hablando, pasó de tratar de usted a su Uzukage a tutearle. Un error de novato, de falta costumbre y sin malicia alguna, en su opinión. No creía que fuese a pasar de una pequeña advertencia, si es que esta llegaba. Aunque no pudo evitar sonreírse al imaginarse que, si estuviesen en Amegakure, Reiji probablemente ya no tendría la cabeza sobre sus hombros. «O a lo mejor ya estaría siendo sellado en el fondo de un lago».
Entregado el regalo, el antiguo shinobi reveló el propósito de aquella visita. Incluso sacó los colores a Datsue, asegurando que sin su ayuda, probablemente no estaría allí. Datsue negó muy sutilmente con la cabeza, mientras esbozaba una tímida sonrisa, y el Uzukage pudo leer en sus labios: es un exagerado.
Luego, contuvo el aliento esperando la respuesta de Hanabi.
Tras saludar, Datsue se mantuvo en pie, sujetándose una muñeca con la otra mano tras la espalda, y fue Reiji el primero en tomar la palabra. Pero no lo hizo para responder a la pregunta del Uzukage, sino para ofrecerle un regalo.
El Uchiha observó con curiosidad la cajita de madera que sacaba de unas telas. ¿Qué contendría? ¿Dinero? ¿Joyas? «Eso no tiene sentido…», pensó, con pesar. Y no, no era nada de aquello. Sino un brazalete, que al Uchiha le recordó al que podías usar para acoplar una ballesta de muñeca al brazo. Un brazalete con discos metálicos a su alrededor.
Datsue se acercó con pasos muy cortitos y estiró el cuello para ver mejor, como un perrito que duda de la fiabilidad de un desconocido ofreciéndole comida. «Vaya, vaya, vaya. Pues tiene buena pinta…»
¿No había uno para él? Miró a Reiji. Luego a Hanabi. Luego otra vez a Reiji. Parecía que… no. Recobró la postura, con algo de envidia por no poder poner a prueba él mismo ese nuevo y desconocido artefacto.
No le pasó inadvertido que, a medida que Reiji iba hablando, pasó de tratar de usted a su Uzukage a tutearle. Un error de novato, de falta costumbre y sin malicia alguna, en su opinión. No creía que fuese a pasar de una pequeña advertencia, si es que esta llegaba. Aunque no pudo evitar sonreírse al imaginarse que, si estuviesen en Amegakure, Reiji probablemente ya no tendría la cabeza sobre sus hombros. «O a lo mejor ya estaría siendo sellado en el fondo de un lago».
Entregado el regalo, el antiguo shinobi reveló el propósito de aquella visita. Incluso sacó los colores a Datsue, asegurando que sin su ayuda, probablemente no estaría allí. Datsue negó muy sutilmente con la cabeza, mientras esbozaba una tímida sonrisa, y el Uzukage pudo leer en sus labios: es un exagerado.
Luego, contuvo el aliento esperando la respuesta de Hanabi.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado