28/05/2019, 18:13
La Anciana suspiraba, y Akame sonreía.
—Sí, muchas. Tantas que quizá no puedan resistir la tentación de hacérselas en persona. Y entonces...
¡BAM!, el joven Uchiha acababa de pegar un sonoro y repentino puñetazo en aquella puta mesa que debía costar una fortuna. Sus ojos brillaban de la anticipación. «Es un buen plan joder. Es un buen plan. Tienen que darse cuenta», rezaba para sí mismo Akame. No es que a él le cayesen especialmente mal las Trillizas de la Tormenta, o al menos no mucho peor que cualquier otro criminal genérico al que no conocía, pero sí que tenía clara una cosa. Si quería hacerse un nombre, tenía que empezar pisando fuerte. Matar a Shaneji había conseguido meterle en las filas de Sekiryuu, pero si quería permanecer allí, debía demostrar que era un miembro útil de la organización; especialmente intuyendo que Kaido iba a estar bastante en desacuerdo con su forma de colocarse a la Cabeza de Dragón Rojo.
—Pero... Soy consciente de que ahora mismo mis palabras pueden caer fácilmente en saco roto. Al fin y al cabo, el propio Tiburón os previnió de confiar en mí, ¿no es cierto? —dijo el renegado, serio y férreo como el hierro—. Algo de un Bautizo, mencionó. ¿Y a qué estamos esperando? Estoy preparado para superar cualquier prueba. Cualquiera.
—Sí, muchas. Tantas que quizá no puedan resistir la tentación de hacérselas en persona. Y entonces...
¡BAM!, el joven Uchiha acababa de pegar un sonoro y repentino puñetazo en aquella puta mesa que debía costar una fortuna. Sus ojos brillaban de la anticipación. «Es un buen plan joder. Es un buen plan. Tienen que darse cuenta», rezaba para sí mismo Akame. No es que a él le cayesen especialmente mal las Trillizas de la Tormenta, o al menos no mucho peor que cualquier otro criminal genérico al que no conocía, pero sí que tenía clara una cosa. Si quería hacerse un nombre, tenía que empezar pisando fuerte. Matar a Shaneji había conseguido meterle en las filas de Sekiryuu, pero si quería permanecer allí, debía demostrar que era un miembro útil de la organización; especialmente intuyendo que Kaido iba a estar bastante en desacuerdo con su forma de colocarse a la Cabeza de Dragón Rojo.
—Pero... Soy consciente de que ahora mismo mis palabras pueden caer fácilmente en saco roto. Al fin y al cabo, el propio Tiburón os previnió de confiar en mí, ¿no es cierto? —dijo el renegado, serio y férreo como el hierro—. Algo de un Bautizo, mencionó. ¿Y a qué estamos esperando? Estoy preparado para superar cualquier prueba. Cualquiera.