5/06/2019, 23:43
—Si desapareció una vez dentro, podemos estar seguro de que ése es el lugar correcto —respondió Shanise a los testimonios de Ayame.
—La anciana que había detrás de la barra detectó que no éramos de por allí, pero nos avisó de que no nos la jugásemos con Nioka —añadió Daruu—. No la consideraría posible confidente, pero tampoco una enemiga. Quizás la fuercen, o quizás la ayuden monetariamente. Era ciega. Volviendo a lo de antes, he pensado que la opción más deseable sería traernos a esos cabrones vivos a Amegakure, si me dejáis preparar un sitio para deshacerme de cadáveres y almacenar presos con el Chishio.
Un escalofrío recorrió la espalda de Ayame. Aún le costaba enormemente asimilar que estaban hablando de preparar celdas y transportar cadáveres como quien habla sobre algo tan trivial como repartir pizzas a domicilio. Le costaba. Le costaba enormemente. Pero intentó por todos los medios que aquellos sentimientos no se reflejaran en su rostro.
—Shanise-senpai —continuaba hablando Daruu—, podría usted tal vez quitarles ese Fuuinjutsu y averiguaríamos información valiosa. Claro que, para eso, tienen que dejarse capturar. No sé si en un combate contra ellos podremos limitar nuestras fuerzas. Por cierto, podemos volver a nuestro piso franco con el Chishio también, no hay problema. Se lo enseñé a Ayame. Consideré que ella podría necesitarlo si salía a solas de la aldea.
—Podemos, Daruu, podemos. Podemos prepararte unas cuántas celdas que puedas marcar con tu sangre. Puedo descifrar la clave del Fuuinjutsu, aunque puede llevar algo de tiempo. Sin embargo, quiero que medites en algo muy importante. Esa técnica tuya. Probablemente, una de las habilidades más versátiles de todo Oonindo. Tu as en la manga. Lo has estado usando a diestra y siniestra. ¿No crees que sería prudente reservarte la carta para Naia?
Ayame miró de reojo a su compañero. Algo de razón tenía, aunque de momento nadie le había visto utilizarla, por lo que no debería haber demasiados problemas.
—De todas formas, es tu decisión. Vuestra decisión. Todo paso que den conllevará una gran cantidad de riesgo. En esta clase de misiones siempre es así. ¿Qué haréis con la reunión?
Ayame se removió en el sitio y, tras unos breves segundos de vacilación, se atrevió a adelantarse a Daruu.
—Tenemos que ir. Por lo que sabemos, y si las Náyades no se han enterado de la desaparición de Watanabe, estarán esperando a que él acuda para llevar a cabo ese "intercambio de mercancía". Pero está claro que no va a poder hacerlo... —dijo, sombría. Entonces alzó una de sus manos y levantó un dedo al aire—. Contamos con esa ventaja, por lo que tenemos varias opciones: la primera es presentarnos en la reunión transformados en Watanabe y uno de sus mozos de obra. Daruu y yo vimos a uno de ellos en su negocio, por lo que tenemos su apariencia para imitarla. Pero, tal y como hemos hablado hasta ahora, no sabemos bien cómo se va a desarrollar esa reunión, ni sabemos si deberíamos desempeñar los papeles de los vendedores... o de los despachadores. No tenemos la información de nuestra parte, y cualquier paso en falso levantaría las alarmas de las Náyades, dificultando la acción.
Levantó un segundo dedo.
—Por eso creo que es mejor que pasemos al segundo plan: presentarnos en el lugar de la reunión mucho antes de que llegue nadie allí y esperar camuflados entre los campos de trigo. Ni Daruu ni yo deberíamos tener ningún problema para hacerlo, ambos conocemos el Meisaigakure y también podemos utilizar el agua como escondite. Y, una vez que las Náyades lleguen allí... tenderles una emboscada.
—La anciana que había detrás de la barra detectó que no éramos de por allí, pero nos avisó de que no nos la jugásemos con Nioka —añadió Daruu—. No la consideraría posible confidente, pero tampoco una enemiga. Quizás la fuercen, o quizás la ayuden monetariamente. Era ciega. Volviendo a lo de antes, he pensado que la opción más deseable sería traernos a esos cabrones vivos a Amegakure, si me dejáis preparar un sitio para deshacerme de cadáveres y almacenar presos con el Chishio.
Un escalofrío recorrió la espalda de Ayame. Aún le costaba enormemente asimilar que estaban hablando de preparar celdas y transportar cadáveres como quien habla sobre algo tan trivial como repartir pizzas a domicilio. Le costaba. Le costaba enormemente. Pero intentó por todos los medios que aquellos sentimientos no se reflejaran en su rostro.
—Shanise-senpai —continuaba hablando Daruu—, podría usted tal vez quitarles ese Fuuinjutsu y averiguaríamos información valiosa. Claro que, para eso, tienen que dejarse capturar. No sé si en un combate contra ellos podremos limitar nuestras fuerzas. Por cierto, podemos volver a nuestro piso franco con el Chishio también, no hay problema. Se lo enseñé a Ayame. Consideré que ella podría necesitarlo si salía a solas de la aldea.
—Podemos, Daruu, podemos. Podemos prepararte unas cuántas celdas que puedas marcar con tu sangre. Puedo descifrar la clave del Fuuinjutsu, aunque puede llevar algo de tiempo. Sin embargo, quiero que medites en algo muy importante. Esa técnica tuya. Probablemente, una de las habilidades más versátiles de todo Oonindo. Tu as en la manga. Lo has estado usando a diestra y siniestra. ¿No crees que sería prudente reservarte la carta para Naia?
Ayame miró de reojo a su compañero. Algo de razón tenía, aunque de momento nadie le había visto utilizarla, por lo que no debería haber demasiados problemas.
—De todas formas, es tu decisión. Vuestra decisión. Todo paso que den conllevará una gran cantidad de riesgo. En esta clase de misiones siempre es así. ¿Qué haréis con la reunión?
Ayame se removió en el sitio y, tras unos breves segundos de vacilación, se atrevió a adelantarse a Daruu.
—Tenemos que ir. Por lo que sabemos, y si las Náyades no se han enterado de la desaparición de Watanabe, estarán esperando a que él acuda para llevar a cabo ese "intercambio de mercancía". Pero está claro que no va a poder hacerlo... —dijo, sombría. Entonces alzó una de sus manos y levantó un dedo al aire—. Contamos con esa ventaja, por lo que tenemos varias opciones: la primera es presentarnos en la reunión transformados en Watanabe y uno de sus mozos de obra. Daruu y yo vimos a uno de ellos en su negocio, por lo que tenemos su apariencia para imitarla. Pero, tal y como hemos hablado hasta ahora, no sabemos bien cómo se va a desarrollar esa reunión, ni sabemos si deberíamos desempeñar los papeles de los vendedores... o de los despachadores. No tenemos la información de nuestra parte, y cualquier paso en falso levantaría las alarmas de las Náyades, dificultando la acción.
Levantó un segundo dedo.
—Por eso creo que es mejor que pasemos al segundo plan: presentarnos en el lugar de la reunión mucho antes de que llegue nadie allí y esperar camuflados entre los campos de trigo. Ni Daruu ni yo deberíamos tener ningún problema para hacerlo, ambos conocemos el Meisaigakure y también podemos utilizar el agua como escondite. Y, una vez que las Náyades lleguen allí... tenderles una emboscada.