30/06/2019, 19:27
Oculto en su escondite acuático, Daruu comenzó a impacientarse. Ni su madre, Amedama Kiroe, experta ex-miembro del cuerpo de inteligencia, ni su sensei, Kori, que sabía mantenerse frío bajo cualquier circunstancias, habría tenido problemas. Pero él tenía que estar a sus alturas, él era un chuunin, pronto sería jounin y quién sabe qué más. Él debía llegar a lo más alto. Tenía que dar ejemplo.
Allí, nada le impediría ser la chispa que prende la mecha. Se había preparado a conciencia para ello.
Tras una larga espera, que a pesar de ser de minutos le pareció de horas, atisbó en la lejanía una comitiva más numerosa de lo previsto. Demasiado, a primer golpe de ojo. La silueta de Nioka le resultó inconfundible. A otros dos ya los conocía: los pescaderos de mierda de aquél barrio de mala muerte. El último era igualito a Watanabe Ooyu, aunque algo menos parecido a un cerdo.
Pasaron a su lado y continuaron hacia la mitad del cruce, entre él y Ayame. Por el momento, Daruu se decidió por esperar, pese a lo poco halagueño de la conversación. Tenían un plan, pero el instante de ejecución debía ser en el momento preciso, y era una poderosa oportunidad para enterarse de algo más.
Ya habían pecado de imprudentes. Si debían pecar de algo ahora, que fuese de pacientes. No obstante, utilizando toda su maestría, Daruu trató de acercarse auspiciado por los juncos y por la lluvia, sabiéndose bien resguardado. Sin, por supuesto, atreverse a cruzar un umbral que permitiese que fuese detectado y siempre a las espaldas de sus víctimas.
Allí, nada le impediría ser la chispa que prende la mecha. Se había preparado a conciencia para ello.
Tras una larga espera, que a pesar de ser de minutos le pareció de horas, atisbó en la lejanía una comitiva más numerosa de lo previsto. Demasiado, a primer golpe de ojo. La silueta de Nioka le resultó inconfundible. A otros dos ya los conocía: los pescaderos de mierda de aquél barrio de mala muerte. El último era igualito a Watanabe Ooyu, aunque algo menos parecido a un cerdo.
Pasaron a su lado y continuaron hacia la mitad del cruce, entre él y Ayame. Por el momento, Daruu se decidió por esperar, pese a lo poco halagueño de la conversación. Tenían un plan, pero el instante de ejecución debía ser en el momento preciso, y era una poderosa oportunidad para enterarse de algo más.
Ya habían pecado de imprudentes. Si debían pecar de algo ahora, que fuese de pacientes. No obstante, utilizando toda su maestría, Daruu trató de acercarse auspiciado por los juncos y por la lluvia, sabiéndose bien resguardado. Sin, por supuesto, atreverse a cruzar un umbral que permitiese que fuese detectado y siempre a las espaldas de sus víctimas.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)