La locura hace la fuerza

[Inuzuka Nabi]

La verdad es que Nabi no tenia hambre, solia comer cuando estaba relajado, y él desde que habia entrado la sensei hasta dentro de un par de horas, seguia en tensión. Aún estaban en la zona de peligro, por decirlo de alguna forma. Así que basicamente lo habia planteado para quedar bien, sus nociones de socialización eran minimas, pero se tenia que esforzar por caer bien a aquel par de locos.

Al principio, ambos parecian contentos con la opción, pero, como no, Juro dudó, y el más cansado de los tres dictamino que mejor se iban cada uno a su casa. Y sin esperar a la respuesta de los otros dos, en cuanto llegaron a la puerta del lugar se marchó cojeando y apoyandose en su espada cual baston. Ante aquel abandono del peliblanco, no quedaba mucho que decir.

Pues hasta que nos avise Kureji-sensei. Cuidate, Juro-san.

Y de un salto se plantaria en la rama de un arbol y de ahi iria de tejado en tejado hasta su casa, que estaba justo en la dirección contraria a la que iba. Pero eso él no lo sabia, y no lo descubriria hasta dentro de mucho mucho tiempo. Juro por su parte, se habia quedado el último en la puerta de la academia.