17/07/2019, 10:49
Ayame le dio la razón a la joven kunoichi, pero Mogura añadió parte de sus dudas a la conversación.
—Este vehículo parece ser una caja fuerte con ruedas —habló Mogura—. Y... probablemente no sea cualquier tipo de persona la que vaya a viajar en este primer viaje. ¿No? Creo que si disfrutaría de asaltar gente en los caminos, esperar a que una caja metálica me los acerque hasta mi sería cuanto menos una comodidad. Suponiendo que algo como eso pueda llegar a suceder, deberíamos poder dividirnos los vagones para hacer guardia. ¿Cómo asaltarían este carro?
Sin embargo, Ayame, quien había sido la más observadora de los tres; mencionó que solo ellos tres —y seguramente el conductor— eran los únicos que habían entrado al tren.
El tren tembló y Eri miró a todos los lados por si había ocurrido algo, pero solo comprobó lo evidente: su viaje había comenzado. Ayame miró por la ventana maravillada por lo que sus ojos tenían oportunidad de ver, mientras que Eri, desde más lejos, también se levantó lo suficiente para observar el paisaje con ojos brillosos.
—¡Mirad, mirad, ya se mueve! —exclamó Ayame con alegría y Eri sonrió de vuelta asintiendo—. Por el momento no parece nada, pero si queréis podemos hacer una ronda por el resto del ferrocarril o relajarnos por el momento aquí.
—Me parece un buena idea, aunque podríamos ir en unos minutos, dudo mucho que si asaltaran el tren lo hicieran al comienzo del trayecto... —hizo una pausa, pensativa—. O bueno... Quizá sería buena idea ir ya.
Miró a Mogura, esperando por su opinión.
—Este vehículo parece ser una caja fuerte con ruedas —habló Mogura—. Y... probablemente no sea cualquier tipo de persona la que vaya a viajar en este primer viaje. ¿No? Creo que si disfrutaría de asaltar gente en los caminos, esperar a que una caja metálica me los acerque hasta mi sería cuanto menos una comodidad. Suponiendo que algo como eso pueda llegar a suceder, deberíamos poder dividirnos los vagones para hacer guardia. ¿Cómo asaltarían este carro?
Sin embargo, Ayame, quien había sido la más observadora de los tres; mencionó que solo ellos tres —y seguramente el conductor— eran los únicos que habían entrado al tren.
El tren tembló y Eri miró a todos los lados por si había ocurrido algo, pero solo comprobó lo evidente: su viaje había comenzado. Ayame miró por la ventana maravillada por lo que sus ojos tenían oportunidad de ver, mientras que Eri, desde más lejos, también se levantó lo suficiente para observar el paisaje con ojos brillosos.
—¡Mirad, mirad, ya se mueve! —exclamó Ayame con alegría y Eri sonrió de vuelta asintiendo—. Por el momento no parece nada, pero si queréis podemos hacer una ronda por el resto del ferrocarril o relajarnos por el momento aquí.
—Me parece un buena idea, aunque podríamos ir en unos minutos, dudo mucho que si asaltaran el tren lo hicieran al comienzo del trayecto... —hizo una pausa, pensativa—. O bueno... Quizá sería buena idea ir ya.
Miró a Mogura, esperando por su opinión.