18/11/2015, 23:10
(Última modificación: 19/11/2015, 20:11 por Eikyuu Juro.)
“Hoy es el día… Allá vamos”
Juro se levantó inquieto, e incluso emocionado. Había pasado más tiempo de lo que el mismo se hubiese imaginado, pero por fin, Kureiji Shiori se había dignado a darles el aviso. Lo recibió de una forma algo convencional, un papel pegado en la puerta de su casa, que les citaba el día siguiente a las once en punto en las cercanías del edificio del Uzukage.
Se vistió, recogió sus cosas y guardó su látigo y su portaobjetos. Se había levantado dos horas antes, no podía perderse otra vez, así que tenía tiempo de sobra para desayunar, vestirse y salir por la puerta.
Recogió sus cosas en silencio, a pesar de que sabía que estaba solo. Su hermana se había marchado otra vez, y Juro no había querido ir con ella, temiendo algo así. Había estado a punto de irse a las afueras de la villa. Menos mal que al final pensó en la posibilidad de que pasase. Igualmente, estaba enfadado con ella. Hoy era un día especial, y no estaba presente.
Recogió con parsimonia su suéter y se lo puso. Recordó brevemente lo que había pasado la última vez que se habían reunido, cuando aún llevaba su camiseta verde. Por último, se ajustó la bandana y salió por la puerta.
“Venga, el sitio no está demasiado lejos.. Me tiene que dar tiempo” – pensó, con algo de tranquilidad. Tenía más de una hora para llegar.
Tras varias confusiones y unas cuantas calles equivocadas, Juro logró llegar al edificio. Cruzó el puente, y decidió quedarse allí, esperando. No debía faltar mucho, pero había llegado antes de hora. Shiori tampoco parecía estar aún por ahí. Supuso que aparecería a la hora.
Al menos, eso parecía. A pesar de mirar por los alrededores, no había rastro de ella, ni de nada que pudiese ser obra suya. Solo les quedaba esperar. Juro se preguntó nuevamente como sería la misión a la que iban a ser asignados. Pensó en lo que sus compañeros mencionaron la otra vez, ¿Sería la típica misión de cuidar niños? ¿Tendría algo de interés?
Suspiró, observando el pequeño riachuelo que se formaba por debajo del puente. El día estaba muy tranquilo, a esas horas no solía haber demasiada gente por la calle. Solo suponía algo más de aburrimiento para Juro.
Asi pues, se quedó allí, apoyado en la barandilla, esperando la aparición de sus compañeros y de su sensei, aparentando una tranquilidad, que en realidad no tenía.
Juro se levantó inquieto, e incluso emocionado. Había pasado más tiempo de lo que el mismo se hubiese imaginado, pero por fin, Kureiji Shiori se había dignado a darles el aviso. Lo recibió de una forma algo convencional, un papel pegado en la puerta de su casa, que les citaba el día siguiente a las once en punto en las cercanías del edificio del Uzukage.
Se vistió, recogió sus cosas y guardó su látigo y su portaobjetos. Se había levantado dos horas antes, no podía perderse otra vez, así que tenía tiempo de sobra para desayunar, vestirse y salir por la puerta.
Recogió sus cosas en silencio, a pesar de que sabía que estaba solo. Su hermana se había marchado otra vez, y Juro no había querido ir con ella, temiendo algo así. Había estado a punto de irse a las afueras de la villa. Menos mal que al final pensó en la posibilidad de que pasase. Igualmente, estaba enfadado con ella. Hoy era un día especial, y no estaba presente.
Recogió con parsimonia su suéter y se lo puso. Recordó brevemente lo que había pasado la última vez que se habían reunido, cuando aún llevaba su camiseta verde. Por último, se ajustó la bandana y salió por la puerta.
“Venga, el sitio no está demasiado lejos.. Me tiene que dar tiempo” – pensó, con algo de tranquilidad. Tenía más de una hora para llegar.
Tras varias confusiones y unas cuantas calles equivocadas, Juro logró llegar al edificio. Cruzó el puente, y decidió quedarse allí, esperando. No debía faltar mucho, pero había llegado antes de hora. Shiori tampoco parecía estar aún por ahí. Supuso que aparecería a la hora.
Al menos, eso parecía. A pesar de mirar por los alrededores, no había rastro de ella, ni de nada que pudiese ser obra suya. Solo les quedaba esperar. Juro se preguntó nuevamente como sería la misión a la que iban a ser asignados. Pensó en lo que sus compañeros mencionaron la otra vez, ¿Sería la típica misión de cuidar niños? ¿Tendría algo de interés?
Suspiró, observando el pequeño riachuelo que se formaba por debajo del puente. El día estaba muy tranquilo, a esas horas no solía haber demasiada gente por la calle. Solo suponía algo más de aburrimiento para Juro.
Asi pues, se quedó allí, apoyado en la barandilla, esperando la aparición de sus compañeros y de su sensei, aparentando una tranquilidad, que en realidad no tenía.