3/08/2019, 16:25
Mientras daba el primer giro, Daruu vio el brillo metálico inconfundible de un arma dirigiéndose hacia él a toda velocidad. Sonrió. Había supuesto bien. El torbellino de energía impactó contra los dos objetivos, desviando uno de ellos y rompiéndole la muñeca al otro. Terminó de girar, y alcanzó a ver a la mujerzota haciendo un aspaviento con el brazo.
Un humo negruzco le hizo exclamar de sorpresa, y tuvo que cerrar los ojos y la boca y dejar de respirar para no verse afectado.
«Joder...»
¿Un ataque sorpresa, quizás?
Daruu no podía estar seguro de nada. No sabía realmente el daño que había causado con su técnica, así que visto así igual un hacha estaría por volar de nuevo hacia su pecho, o hacia su cráneo. Tenía que salir de allí, y tenía que hacerlo ahora, o ejecutar un jutsu que disipara aquella nube de humo.
Para ambas cosas tendría que gastar chakra, no obstante, y no le sobraba chakra. «Mierda, ¡Ayame! ¡¿Dónde estás!?», tuvo que escuchar a su voz interior una vez más. «¡Maldita sea!» Todo aquello sería más fácil con su Byakugan. No tendría que recurrir a adivinaciones, como había hecho con el hacha. Y ahora sabría exactamente dónde estaba Nioka.
No había mucho tiempo. Encadenó unos rápidos sellos con una mano y escupió una masa amorfa de caramelo de color plateado como las nubes de tormenta, que se contorsionó hasta desplegar las enormes alas de un pájaro. Se aferró a su lomo y le hizo subir, hacia arriba, lejos del humo. Sólo entonces se permitió respirar, y ver.
Desde las alturas, buscó a la Náyade. Para darle caza, o para evitar que le dieran caza a él. Y también buscó a Ayame.
Un humo negruzco le hizo exclamar de sorpresa, y tuvo que cerrar los ojos y la boca y dejar de respirar para no verse afectado.
«Joder...»
¿Un ataque sorpresa, quizás?
Daruu no podía estar seguro de nada. No sabía realmente el daño que había causado con su técnica, así que visto así igual un hacha estaría por volar de nuevo hacia su pecho, o hacia su cráneo. Tenía que salir de allí, y tenía que hacerlo ahora, o ejecutar un jutsu que disipara aquella nube de humo.
Para ambas cosas tendría que gastar chakra, no obstante, y no le sobraba chakra. «Mierda, ¡Ayame! ¡¿Dónde estás!?», tuvo que escuchar a su voz interior una vez más. «¡Maldita sea!» Todo aquello sería más fácil con su Byakugan. No tendría que recurrir a adivinaciones, como había hecho con el hacha. Y ahora sabría exactamente dónde estaba Nioka.
No había mucho tiempo. Encadenó unos rápidos sellos con una mano y escupió una masa amorfa de caramelo de color plateado como las nubes de tormenta, que se contorsionó hasta desplegar las enormes alas de un pájaro. Se aferró a su lomo y le hizo subir, hacia arriba, lejos del humo. Sólo entonces se permitió respirar, y ver.
Desde las alturas, buscó a la Náyade. Para darle caza, o para evitar que le dieran caza a él. Y también buscó a Ayame.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)