5/08/2019, 13:36
Era su impresión, o… Cuando menos había tratado de caerle bien, y simplemente había expresado lo que opinaba, ¿fue cuando consiguió un cambio positivo en Mishiko?
—Yo también eché de menos una respuesta más contundente, Datsue-kun —sonrió ella, ignorando por completo la puntualización de Ryoukajiin sobre el sello brindado por Amegakure—. Me alegra ver que no fui la única.
«Ah… Ya veo». Por muy sabios que se proclamasen, la sangre también les bullía de vez en cuando. Aunque ahora estaba claro, y todos estaban de acuerdo, en que había sido la respuesta correcta. El tiempo y los posteriores acontecimientos así lo demostraban. Todos estaban de acuerdo, sí, y sin embargo…
—Supongo que habrá tiempo para comprobar si tus acciones corroboran tus palabras, Uchiha. Empezando por hoy mismo.
El Uchiha cambió el peso del cuerpo de una pierna a otra. «¿Hoy… mismo?» ¿Acaso pensaba ponerle a prueba? ¿De qué manera? ¿Cuándo exactamente? Los ojos de la Uzumaki, cargados de astucia, no auguraban nada bueno. «Me cago en todo, Hanabi, ¡en que aprietos me estás metiendo!»
Recordó la última prueba que le había hecho Hanabi, dirigida por su sensei, cuando lo ascendieron por primera vez a Jōnin. Le había salido horrible. Y ese pensamiento no hizo sino perturbarle más.
—Y hablando de Fuuinjutsu, hijo —intervino Ryoukajiin, el más anciano, y en palabras de Hanabi, el que se suponía iba a ser el más duro—. Hanabi-kun no es muy ducho en ellos, algo que nos entristece. Todos los Uzukage hasta él fueron hábiles con las Técnicas de Sellado. ¿Y tú? ¿Qué sabes al respecto?
Todavía preocupado por las palabras de Mishiko, el Uchiha tardó unos momentos en recomponerse y responder.
—Ehmm… Pues me queda mucho por aprender, todavía. Sé lo típico, en verdad —«Eso, Datsue, eso. Con los pies en el suelo y demostrando humildad. ¡Como buen aspirante a Kage que eres!»—. Conozco el Sello de Maldición, el de Transcripción, el Método del Sellado y de la Liberación del Mal… La Fórmula de Sello de los Ocho Trigramas…
Se dio cuenta que como fuese nombrando una a una las técnicas que conocía, no acababa hasta mañana. Mejor resumir:
—Puedo poner un Sello de Rastreo a alguien, invisible a los ojos, y saber en qué dirección se encuentra si no está demasiado lejos. Como mucho los kilómetros que hay de Uzushiogakure a Tane-Shigai, pongamos —«¡Casi nada, oye!»—. Puedo colocar un sello en alguien o en un objeto y que al activarlo este atraiga cualquier ninjutsu elemental que haya sido lanzado cerca. Puedo inhibir el dolor, poner sellos de comunicación para poder hablar a cualquier distancia, revertir la mismísima muerte y, si me lo propusiese, invocar a un Shinigami.
«¿Que qué sé yo? Maldita sea, ¡no seré un Uzumaki, pero soy un puto genio con los fuuinjutsus!» Se dio cuenta que, quizá, se había dejado esa modestia de la que presumía por la mitad del discurso. «¡Pero es que una cosa es ser modesto y otra la falsa humildad! ¡Con la verdad por delante siempre, leches!»
—Yo también eché de menos una respuesta más contundente, Datsue-kun —sonrió ella, ignorando por completo la puntualización de Ryoukajiin sobre el sello brindado por Amegakure—. Me alegra ver que no fui la única.
«Ah… Ya veo». Por muy sabios que se proclamasen, la sangre también les bullía de vez en cuando. Aunque ahora estaba claro, y todos estaban de acuerdo, en que había sido la respuesta correcta. El tiempo y los posteriores acontecimientos así lo demostraban. Todos estaban de acuerdo, sí, y sin embargo…
—Supongo que habrá tiempo para comprobar si tus acciones corroboran tus palabras, Uchiha. Empezando por hoy mismo.
El Uchiha cambió el peso del cuerpo de una pierna a otra. «¿Hoy… mismo?» ¿Acaso pensaba ponerle a prueba? ¿De qué manera? ¿Cuándo exactamente? Los ojos de la Uzumaki, cargados de astucia, no auguraban nada bueno. «Me cago en todo, Hanabi, ¡en que aprietos me estás metiendo!»
Recordó la última prueba que le había hecho Hanabi, dirigida por su sensei, cuando lo ascendieron por primera vez a Jōnin. Le había salido horrible. Y ese pensamiento no hizo sino perturbarle más.
—Y hablando de Fuuinjutsu, hijo —intervino Ryoukajiin, el más anciano, y en palabras de Hanabi, el que se suponía iba a ser el más duro—. Hanabi-kun no es muy ducho en ellos, algo que nos entristece. Todos los Uzukage hasta él fueron hábiles con las Técnicas de Sellado. ¿Y tú? ¿Qué sabes al respecto?
Todavía preocupado por las palabras de Mishiko, el Uchiha tardó unos momentos en recomponerse y responder.
—Ehmm… Pues me queda mucho por aprender, todavía. Sé lo típico, en verdad —«Eso, Datsue, eso. Con los pies en el suelo y demostrando humildad. ¡Como buen aspirante a Kage que eres!»—. Conozco el Sello de Maldición, el de Transcripción, el Método del Sellado y de la Liberación del Mal… La Fórmula de Sello de los Ocho Trigramas…
Se dio cuenta que como fuese nombrando una a una las técnicas que conocía, no acababa hasta mañana. Mejor resumir:
—Puedo poner un Sello de Rastreo a alguien, invisible a los ojos, y saber en qué dirección se encuentra si no está demasiado lejos. Como mucho los kilómetros que hay de Uzushiogakure a Tane-Shigai, pongamos —«¡Casi nada, oye!»—. Puedo colocar un sello en alguien o en un objeto y que al activarlo este atraiga cualquier ninjutsu elemental que haya sido lanzado cerca. Puedo inhibir el dolor, poner sellos de comunicación para poder hablar a cualquier distancia, revertir la mismísima muerte y, si me lo propusiese, invocar a un Shinigami.
«¿Que qué sé yo? Maldita sea, ¡no seré un Uzumaki, pero soy un puto genio con los fuuinjutsus!» Se dio cuenta que, quizá, se había dejado esa modestia de la que presumía por la mitad del discurso. «¡Pero es que una cosa es ser modesto y otra la falsa humildad! ¡Con la verdad por delante siempre, leches!»
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado