22/08/2019, 13:41
—Sí, eso está claro —respondió Daruu—. Lo que dice Shanise es que quizás pudieramos entrar por otro lado y así pillarlas un poco más por sorpresa.
—Exactamente —corroboró la mano derecha de la Arashikage.
—A ver, Shanise-senpai... lo que está claro es que esa sala rodeada de serpientes... está ahí como una trampa. Habría que tener cuidado a la hora de entrar. Quizás incluso deberíamos de ocuparnos de Naia mucho antes de recuperarlos. Quizás están esperando a que alguien vaya a por los ojos, pero no a que alguien vaya a por ellas. O, si vamos a por ellas, no sabrán quién es el peligro. Si vamos a por los ojos... ya pueden imaginarse algo más. Y prepararse para ello.
—Sí. Lo que está claro es que no lograrás una cosa sin la otra. Nosotros lo sabemos. Ellas lo saben. Esos ojos no saldrán de ahí sin que ella caiga, pues no lo va a permitir. Después de todo, como tú lo dijiste: su motivación es la venganza, y si realmente esperaba a que tu madre fuera a por ella, en las condiciones que fuese, debemos suponer que va a estar preparada para ello. Los bloqueos mentales son una muestra de ello, y ese recuerdo a la deriva, en particular, lo certifica. Entonces, pensemos. ¿Qué juega a nuestro favor? ¿qué tenemos sobre la mesa que las Náyades no puedan controlar? ¿Los mapados? ¿Las rutas subterráneas? Uhm...
Ayame se había mantenido en silencio hasta el momento, con la mano en el mentón y los ojos cerrados con fuerza. Escuchaba con suma atención las palabras de Shanise y de Daruu, y al mismo tiempo su cerebro trabajaba a toda velocidad, como un gran complejo de engranajes. De nuevo, se encontraban ante un complicado puzzle, y las piezas no ponían de su parte por encajar adecuadamente. Pero no podía darse por vencida, tenía que seguir pensando sobre las preguntas que había plantado Shanise sobre la mesa. Y entonces, tras varios laxos segundos...
—Las alcantarillas... —respondió, abriendo de nuevo los ojos y gesticulando con la palma de la mano hacia arriba—. Supuestamente conocemos una de las entradas al nido de esas víboras: la bodega del Mal de Ojo, pero es más que obvio que no podremos colarnos por ahí. Si de verdad es una caverna subterránea, es posible que no sólo comunique con la posada, es posible que conecte con otro entramado subterráneo similar y no sólo sean esas rutas mercantiles... y ese entramado puede ser las alcantarillas. Dudo mucho que las tengan vigiladas, y es un punto relativamente fácil de acceso al subterráneo.
—Exactamente —corroboró la mano derecha de la Arashikage.
—A ver, Shanise-senpai... lo que está claro es que esa sala rodeada de serpientes... está ahí como una trampa. Habría que tener cuidado a la hora de entrar. Quizás incluso deberíamos de ocuparnos de Naia mucho antes de recuperarlos. Quizás están esperando a que alguien vaya a por los ojos, pero no a que alguien vaya a por ellas. O, si vamos a por ellas, no sabrán quién es el peligro. Si vamos a por los ojos... ya pueden imaginarse algo más. Y prepararse para ello.
—Sí. Lo que está claro es que no lograrás una cosa sin la otra. Nosotros lo sabemos. Ellas lo saben. Esos ojos no saldrán de ahí sin que ella caiga, pues no lo va a permitir. Después de todo, como tú lo dijiste: su motivación es la venganza, y si realmente esperaba a que tu madre fuera a por ella, en las condiciones que fuese, debemos suponer que va a estar preparada para ello. Los bloqueos mentales son una muestra de ello, y ese recuerdo a la deriva, en particular, lo certifica. Entonces, pensemos. ¿Qué juega a nuestro favor? ¿qué tenemos sobre la mesa que las Náyades no puedan controlar? ¿Los mapados? ¿Las rutas subterráneas? Uhm...
Ayame se había mantenido en silencio hasta el momento, con la mano en el mentón y los ojos cerrados con fuerza. Escuchaba con suma atención las palabras de Shanise y de Daruu, y al mismo tiempo su cerebro trabajaba a toda velocidad, como un gran complejo de engranajes. De nuevo, se encontraban ante un complicado puzzle, y las piezas no ponían de su parte por encajar adecuadamente. Pero no podía darse por vencida, tenía que seguir pensando sobre las preguntas que había plantado Shanise sobre la mesa. Y entonces, tras varios laxos segundos...
—Las alcantarillas... —respondió, abriendo de nuevo los ojos y gesticulando con la palma de la mano hacia arriba—. Supuestamente conocemos una de las entradas al nido de esas víboras: la bodega del Mal de Ojo, pero es más que obvio que no podremos colarnos por ahí. Si de verdad es una caverna subterránea, es posible que no sólo comunique con la posada, es posible que conecte con otro entramado subterráneo similar y no sólo sean esas rutas mercantiles... y ese entramado puede ser las alcantarillas. Dudo mucho que las tengan vigiladas, y es un punto relativamente fácil de acceso al subterráneo.