30/08/2019, 03:11
(Última modificación: 30/08/2019, 03:17 por Umikiba Kaido. Editado 4 veces en total.)
Bingo. Daruu dio justo en el clavo.
No obstante, Shanise ya estaba predispuesta a la posibilidad de que Daruu se negase totalmente a involucrarla de forma directa en la caza de las Náyades. Joder, es que ni había tenido el valor de decirle que iba a por ellas, a temor de la posible interferencia de la propia Kiroe. Por ello, no tenía demasiado sentido pensar que ahora, en esta etapa de la caza; convenía meterla en el meollo del asunto. La Hozuki lo tenía muy claro incluso antes de formular aquella pregunta.
—Lo sé. Ya tomaste la decisión de dejarla fuera de esto en el momento en que decidiste pedir el beneplácito de Yui-sama, eso me queda muy claro. Pero no deja de ser cierto eso que dices, Daruu-kun, de que Kiroe-chan es y será siempre el mayor incentivo para Nakura Naia. El más crudo. El más real —recitó—. debe ser tu madre, o al menos su apariencia; la que toque a la puerta. Llamando al intercambio. Después de todo, Nioka es ahora una ficha que podemos usar a nuestro favor como moneda de cambio, o como una excelente carnada. Una que tiene sentido si fabricamos en el tablero la coartada de que sólo Kiroe, y más nadie que Kiroe, está detrás de todo lo sucedido. De que ella también busca vengarse del dolor causado a su único hijo.
Los ojos de Shanise, ya no tan calmos como de costumbre, se posaron sobre ayame.
»A nadie le hace gracia tener que hacer sacrificios, pero tarde o temprano a todos nos llega el momento de dar un paso adelante. ¿No queréis arriesgar la vida de un impostor? pues que sea la persona que más conoce a Amedama Kiroe en éste mundo quien la interprete él mismo.
Bám. La carta puesta sobre la mesa. Así eran las planificaciones en las misiones de vida o muerte. No siempre el escenario era práctico, tal cuál uno podría habérselo imaginado en un principio.
Ahora, la posibilidad de que fuese Daruu quien tomase la batuta esclarecía las posibles vertientes en los acontecimientos: quizás, era una buena idea tentar a Naia a salir ella del nido, mientras un segundo contingente se infiltraba en la base. Eso se reducía a que Daruu, en soledad, tendría que enfrentar a Naia por su propia cuenta en algún destino lejano, sin que hubiera interrupciones. Ayame iría por la labor de encargarse de Shannako. Y, tarea no menos importante, de recuperar los ojos blancos de su amado.
No obstante, Shanise ya estaba predispuesta a la posibilidad de que Daruu se negase totalmente a involucrarla de forma directa en la caza de las Náyades. Joder, es que ni había tenido el valor de decirle que iba a por ellas, a temor de la posible interferencia de la propia Kiroe. Por ello, no tenía demasiado sentido pensar que ahora, en esta etapa de la caza; convenía meterla en el meollo del asunto. La Hozuki lo tenía muy claro incluso antes de formular aquella pregunta.
—Lo sé. Ya tomaste la decisión de dejarla fuera de esto en el momento en que decidiste pedir el beneplácito de Yui-sama, eso me queda muy claro. Pero no deja de ser cierto eso que dices, Daruu-kun, de que Kiroe-chan es y será siempre el mayor incentivo para Nakura Naia. El más crudo. El más real —recitó—. debe ser tu madre, o al menos su apariencia; la que toque a la puerta. Llamando al intercambio. Después de todo, Nioka es ahora una ficha que podemos usar a nuestro favor como moneda de cambio, o como una excelente carnada. Una que tiene sentido si fabricamos en el tablero la coartada de que sólo Kiroe, y más nadie que Kiroe, está detrás de todo lo sucedido. De que ella también busca vengarse del dolor causado a su único hijo.
Los ojos de Shanise, ya no tan calmos como de costumbre, se posaron sobre ayame.
»A nadie le hace gracia tener que hacer sacrificios, pero tarde o temprano a todos nos llega el momento de dar un paso adelante. ¿No queréis arriesgar la vida de un impostor? pues que sea la persona que más conoce a Amedama Kiroe en éste mundo quien la interprete él mismo.
Bám. La carta puesta sobre la mesa. Así eran las planificaciones en las misiones de vida o muerte. No siempre el escenario era práctico, tal cuál uno podría habérselo imaginado en un principio.
Ahora, la posibilidad de que fuese Daruu quien tomase la batuta esclarecía las posibles vertientes en los acontecimientos: quizás, era una buena idea tentar a Naia a salir ella del nido, mientras un segundo contingente se infiltraba en la base. Eso se reducía a que Daruu, en soledad, tendría que enfrentar a Naia por su propia cuenta en algún destino lejano, sin que hubiera interrupciones. Ayame iría por la labor de encargarse de Shannako. Y, tarea no menos importante, de recuperar los ojos blancos de su amado.