30/08/2019, 15:18
(Última modificación: 30/08/2019, 15:18 por Uchiha Datsue.)
Aquello se estaba yendo de madre, y lo peor era que la mayoría de invitados, acostumbrados a las disputas entre Datsue y Nabi, ya habían empezado a engullir el churrasco. ¡Los muy malnacidos ni esperaban por el anfitrión!
La discusión siguió su curso, y pese a que Reiji sabía jugar muy bien sus cartas, contaba con un pequeño contratiempo: no sabía lo cabezadura que podía llegar a ser el Inuzuka. Cuando algo se le metía en la sesera, ya podía bajar del cielo Shiona en persona que nada ni nadie le iba a hacer cambiar de parecer.
—Pfff... Ni caso, Reiji. Ya estamos acostumbrados por aquí.
Fue entonces cuando la última invitada llegó, a las prisas.
—¡¿Ya estáis todos?!
Era una joven chica que aparentaba tener unos dieciséis años, a lo mucho. Le sacaba unos centímetros a Datsue, y era de piel más blanca, con un cabello castaño y listo que le caía detrás de las orejas. De pestañas largas y ojos pardos, vestía un top blanco, una falda vinotinto y unas sandalias.
Le dio un beso en la boca a Datsue.
—¿Ya dando la nota? —le murmuró, al verlo descamisado. El Uchiha no supo hacer otra cosa que encogerse de hombros—. Ey, ¡hola! Tú debes de ser Nabi, ¿no? Datsue me habló mucho de ti. ¿Eri? —preguntó luego, dirigiéndose a la kunoichi y dándole dos besos en las mejillas—. ¿Y…?
—Sasaki Reiji —le aclaró—. El mejor espadachín que verán estas tierras. Ella es Sakura, una buena amiga. Y…
—Aiko —se presentó por ella misma, dándole la mano.
Datsue carraspeó.
—Os presento a Urami, mi novia.
Su novia, sí. La había conocido en una peligrosa misión, que a él le gustaba llamar la penumbra de Lady Tākoizu. Una cosa había llegado a la otra y… ahora eran pareja. Ahora que lo pensaba, tenía que actualizar su diario. Habían pasado muchas cosas desde la última vez que había escrito en él.
La discusión siguió su curso, y pese a que Reiji sabía jugar muy bien sus cartas, contaba con un pequeño contratiempo: no sabía lo cabezadura que podía llegar a ser el Inuzuka. Cuando algo se le metía en la sesera, ya podía bajar del cielo Shiona en persona que nada ni nadie le iba a hacer cambiar de parecer.
—Pfff... Ni caso, Reiji. Ya estamos acostumbrados por aquí.
Fue entonces cuando la última invitada llegó, a las prisas.
—¡¿Ya estáis todos?!
Era una joven chica que aparentaba tener unos dieciséis años, a lo mucho. Le sacaba unos centímetros a Datsue, y era de piel más blanca, con un cabello castaño y listo que le caía detrás de las orejas. De pestañas largas y ojos pardos, vestía un top blanco, una falda vinotinto y unas sandalias.
Le dio un beso en la boca a Datsue.
—¿Ya dando la nota? —le murmuró, al verlo descamisado. El Uchiha no supo hacer otra cosa que encogerse de hombros—. Ey, ¡hola! Tú debes de ser Nabi, ¿no? Datsue me habló mucho de ti. ¿Eri? —preguntó luego, dirigiéndose a la kunoichi y dándole dos besos en las mejillas—. ¿Y…?
—Sasaki Reiji —le aclaró—. El mejor espadachín que verán estas tierras. Ella es Sakura, una buena amiga. Y…
—Aiko —se presentó por ella misma, dándole la mano.
Datsue carraspeó.
—Os presento a Urami, mi novia.
Su novia, sí. La había conocido en una peligrosa misión, que a él le gustaba llamar la penumbra de Lady Tākoizu. Una cosa había llegado a la otra y… ahora eran pareja. Ahora que lo pensaba, tenía que actualizar su diario. Habían pasado muchas cosas desde la última vez que había escrito en él.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado