30/08/2019, 23:10
Eri rodó los ojos cuando Sakura le explicó que todo aquello parecía un paripé entre los tres chicos para salvarse de Aiko, quien estaba todavía mirándoles todavía, hasta que, de pronto, apareció la que parecía ser la última invitada de la noche.
—¡¿Ya estáis todos?!
Una muchacha algo más alta que Datsue, castaña y bien vestida había hecho acto de presencia en el lugar. Eri la miró con el ceño ligeramente fruncido por no saber quién era la desconocida, hasta que sus cejas de arquearon tanto que comenzó a dolerle la cabeza, pero no lo notaría hasta después de un tiempo pues, tal fue el shock al ver como había plantado un beso en los labios a Datsue sin ningún tipo de tapujo, que la Uzumaki se había quedado helada en el sitio.
—...Datsue me habló mucho de ti. ¿Eri? —preguntó luego, dirigiéndose a la kunoichi y dándole dos besos en las mejillas—. ¿Y…?
Ni si quiera se había dado cuenta de ello hasta que se dirigió a Reiji, justo cuando pudo negar para salir de su trance y mirar a Datsue con duda en sus ojos, a lo que él respondió:
—Os presento a Urami, mi novia.
—¿N-novia? —tartamudeó, y luego...
Luego su estómago se contrajo y dio vueltas, como su cabeza, cerrando los ojos con fuerza. Un retortijón resonó hasta sus oídos y sintió unas ganas tremendas de vomitar.
—D-datsue... B-baño... —pidió, sujetándose el estómago.
—¡¿Ya estáis todos?!
Una muchacha algo más alta que Datsue, castaña y bien vestida había hecho acto de presencia en el lugar. Eri la miró con el ceño ligeramente fruncido por no saber quién era la desconocida, hasta que sus cejas de arquearon tanto que comenzó a dolerle la cabeza, pero no lo notaría hasta después de un tiempo pues, tal fue el shock al ver como había plantado un beso en los labios a Datsue sin ningún tipo de tapujo, que la Uzumaki se había quedado helada en el sitio.
—...Datsue me habló mucho de ti. ¿Eri? —preguntó luego, dirigiéndose a la kunoichi y dándole dos besos en las mejillas—. ¿Y…?
Ni si quiera se había dado cuenta de ello hasta que se dirigió a Reiji, justo cuando pudo negar para salir de su trance y mirar a Datsue con duda en sus ojos, a lo que él respondió:
—Os presento a Urami, mi novia.
—¿N-novia? —tartamudeó, y luego...
Luego su estómago se contrajo y dio vueltas, como su cabeza, cerrando los ojos con fuerza. Un retortijón resonó hasta sus oídos y sintió unas ganas tremendas de vomitar.
—D-datsue... B-baño... —pidió, sujetándose el estómago.