31/08/2019, 11:07
—Ayame... no quiero que seas tú la que se ponga en peligro frente a Naia —disintió Daruu, tal y como esperaba Ayame que hiciera—, y además, es cierto que tienes desventaja contra el Raiton. Pero también es cierto que aquí la única que puede encontrar recovecos secretos para entrar en una guarida secreta a través de alcantarillados y túneles estrechos eres tú. Con tu ecolocación. Si hay una rendija de ventilación, sólo tú puedes entrar inadvertidamente con el Suika. Si hay una puerta cerrada, sólo tú puedes colarte por debajo y burlar cualquier cerradura. Si hay una sala con un recipiente con mis ojos, sólo tú puedes localizarla, verla sin verla y entrar allí. Y si hay un foso con serpientes, sólo tú puedes volar por encima de ellas, recuperar nuestro botín y traerlo de vuelta.
»Interpreta a mi madre. Pero a su faceta de espía, de infiltradora. Si pillas a un adversario por sorpresa en el proceso, podrías matarlo antes de que su Raiton supusiera un problema. Rápida y silenciosamente. Una gota de agua que firmaría una sentencia. —Y Daruu se volvió hacia ella, con una sonrisa cargada de tristeza—. Eres ágil, sigilosa e inteligente. Esta es una tarea para ti. Yo seré el cebo.
Ayame apretó sendos puños. Odiaba admitirlo, pero Daruu tenía razón en muchas cosas. Quizás en demasiadas. Sin embargo, en aquella balanza de pros y contras, los contras seguían estando ahí. Y eran unos contras muy pesados. Por un momento, la kunoichi se había olvidado de la presencia de Shanise, que observaba la escena en un expectante silencio.
—No, Daruu —volvió a devolverle la negativa, con un rápido revés—. Tú ya te enfrentaste una vez a Naia a solas, y ambos sabemos cómo acabó. Y estoy segura de que esta vez no se contentará con seducirte y sacarte los ojos. No quiero que eso se vuelva a repetir —argumentó, con el corazón sangrante—. Y además, puede que yo sea buena para moverme por el subterráneo, pero si me encuentra Shannako estaré en la misma peligrosa situación peligrosa que tú. Si no peor. Contra alguien especializado en Raiton no puedo utilizar mi Suika para mitigar los daños, un paso en falso y quedaré completamente vulnerable a sus técnicas... —Ayame volvió a alzar la mirada hacia los ojos purpúreos de Daruu con una mirada cargada de intensidad—. Estamos en la ronda final, no podemos fastidiarlo ahora. Creo que debes ser tú quien recupere lo suyo, y para eso yo debo ganarte tiempo.
»Interpreta a mi madre. Pero a su faceta de espía, de infiltradora. Si pillas a un adversario por sorpresa en el proceso, podrías matarlo antes de que su Raiton supusiera un problema. Rápida y silenciosamente. Una gota de agua que firmaría una sentencia. —Y Daruu se volvió hacia ella, con una sonrisa cargada de tristeza—. Eres ágil, sigilosa e inteligente. Esta es una tarea para ti. Yo seré el cebo.
Ayame apretó sendos puños. Odiaba admitirlo, pero Daruu tenía razón en muchas cosas. Quizás en demasiadas. Sin embargo, en aquella balanza de pros y contras, los contras seguían estando ahí. Y eran unos contras muy pesados. Por un momento, la kunoichi se había olvidado de la presencia de Shanise, que observaba la escena en un expectante silencio.
—No, Daruu —volvió a devolverle la negativa, con un rápido revés—. Tú ya te enfrentaste una vez a Naia a solas, y ambos sabemos cómo acabó. Y estoy segura de que esta vez no se contentará con seducirte y sacarte los ojos. No quiero que eso se vuelva a repetir —argumentó, con el corazón sangrante—. Y además, puede que yo sea buena para moverme por el subterráneo, pero si me encuentra Shannako estaré en la misma peligrosa situación peligrosa que tú. Si no peor. Contra alguien especializado en Raiton no puedo utilizar mi Suika para mitigar los daños, un paso en falso y quedaré completamente vulnerable a sus técnicas... —Ayame volvió a alzar la mirada hacia los ojos purpúreos de Daruu con una mirada cargada de intensidad—. Estamos en la ronda final, no podemos fastidiarlo ahora. Creo que debes ser tú quien recupere lo suyo, y para eso yo debo ganarte tiempo.