31/08/2019, 18:26
(Última modificación: 31/08/2019, 18:27 por Uzumaki Eri.)
Aquello había sido algo digno de contar en un futuro, y es que no fue solo Eri quien se comenzó a sentir mal, no, Sakura cayó tras ella, llevándosela consigo un Reiji que, por suerte; no había probado bocado de la barbacoa. Nabi comenzó a chillarle a Datsue, y éste pareció entrar en una negación constante.
Ella, bueno, solo podía aguantar los retortijones antes de poder escuchar a Urami decir dónde se encontraba el baño, pero ya era tarde, muchos de sus antiguos compañeros habían ido justo en esa dirección, y ella, que necesitaba irse sí o sí a algún sitio para deshacerse de aquello que hacía que su estómago ardiera por los cuatro costados, hizo un solo sello.
—Ternera criada en la mismísima Kusagakure, me dijo. Cerdo mantenido a base de bellotas. Y estaba de liquidación, porque cerraba el negocio...—explicaba un histérico Datsue, pero para ella ya era tarde, levantó la mirada y...
—¡L-lo siento...! —exclamó antes de desaparecer de allí rápidamente.
No llegó a su casa, ni si quiera llegó lejos, pero sí estaba alejada lo suficiente para poder deshacerse de lo que la enfermaba en algún arbusto alejada de ojos ajenos.
—¡VOY A MATAR A ESE PEDAZO DE HIJO DE PUTA, JODER!—juró haber escuchado entre los sonidos que emitía su estómago destrozado, por suerte el dolor remitió bien entrada la madrugada.
Y se prometió a sí misma que la próxima vez acompañaría a Datsue a comprar, aunque tuviera que ir a la mismísima Amegakure a buscar la comida.
Ella, bueno, solo podía aguantar los retortijones antes de poder escuchar a Urami decir dónde se encontraba el baño, pero ya era tarde, muchos de sus antiguos compañeros habían ido justo en esa dirección, y ella, que necesitaba irse sí o sí a algún sitio para deshacerse de aquello que hacía que su estómago ardiera por los cuatro costados, hizo un solo sello.
—Ternera criada en la mismísima Kusagakure, me dijo. Cerdo mantenido a base de bellotas. Y estaba de liquidación, porque cerraba el negocio...—explicaba un histérico Datsue, pero para ella ya era tarde, levantó la mirada y...
—¡L-lo siento...! —exclamó antes de desaparecer de allí rápidamente.
No llegó a su casa, ni si quiera llegó lejos, pero sí estaba alejada lo suficiente para poder deshacerse de lo que la enfermaba en algún arbusto alejada de ojos ajenos.
—¡VOY A MATAR A ESE PEDAZO DE HIJO DE PUTA, JODER!—juró haber escuchado entre los sonidos que emitía su estómago destrozado, por suerte el dolor remitió bien entrada la madrugada.
Y se prometió a sí misma que la próxima vez acompañaría a Datsue a comprar, aunque tuviera que ir a la mismísima Amegakure a buscar la comida.