5/09/2019, 19:55
(Última modificación: 6/10/2019, 18:41 por Amedama Daruu. Editado 1 vez en total.)
El rostro de Hanabi esbozó una sonrisa burlona y cruel.
—Oh, ya lo creo que tendrás que... que esperar. —De pronto, sintió un mareo que casi le hace caer del asiento. Se llevó la mano a la sien. «Mierda... las putas Lenguas de Fuego»—. Uff. Datsue, si te parece bien, ¿por qué no pagamos y... y... bueno, y si me acompañas a... a casa?
»Creo que necesito... tomarme un descanso.
Media hora más tarde, Hanabi se sostenía en el marco de la puerta de su casa, un edificio grande de dos pisos. Gruñía, molesto. No estaba acostumbrado a beber tanto. Y para colmo, casi había ocurrido lo mismo que aquella vez que cogió una cogorza con Yui y Kenzou... menos mal que ahora no estaba la Arashikage para responder a sus absurdos desafíos con el chakra subidito.
O el pobre Takeshi-san hubiera tenido que cerrar el negocio.
—En fin, Datsue. Eh... rrrecuerda. Tsuchiyyyoubi. Tempdrano. —Era difícil discernir a cual de los dos Datsue tenía que estrechar la mano, de modo que no eligió a ninguno y se limitó a mirarles de forma incómoda.
—Oh, ya lo creo que tendrás que... que esperar. —De pronto, sintió un mareo que casi le hace caer del asiento. Se llevó la mano a la sien. «Mierda... las putas Lenguas de Fuego»—. Uff. Datsue, si te parece bien, ¿por qué no pagamos y... y... bueno, y si me acompañas a... a casa?
»Creo que necesito... tomarme un descanso.
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Media hora más tarde, Hanabi se sostenía en el marco de la puerta de su casa, un edificio grande de dos pisos. Gruñía, molesto. No estaba acostumbrado a beber tanto. Y para colmo, casi había ocurrido lo mismo que aquella vez que cogió una cogorza con Yui y Kenzou... menos mal que ahora no estaba la Arashikage para responder a sus absurdos desafíos con el chakra subidito.
O el pobre Takeshi-san hubiera tenido que cerrar el negocio.
—En fin, Datsue. Eh... rrrecuerda. Tsuchiyyyoubi. Tempdrano. —Era difícil discernir a cual de los dos Datsue tenía que estrechar la mano, de modo que no eligió a ninguno y se limitó a mirarles de forma incómoda.