6/09/2019, 00:12
Era temprano. Una figura envuelta en harapos, que no parecía casi un shinobi, aguardaba a las puertas de la villa. No se le veía el rostro excepto los ojos, y un mechón de pelo gris. Esperaba con impaciencia, nervioso. No dejaba de echarle ojeadas a los guardias de la puerta, que honestamente estaban demasiado ocupados tratando de no dormirse de pie que prestándole atención.
Debajo de los trapos, el hombre sonrió. Allá que venía Datsue. Bien. Bien.
Se dio la vuelta cuando estuvo a unos metros, y sin mediar palabras, caminó. Caminó, y salió a las Planicies del Silencio. Hizo suyo su nombre. Y caminó.
Debajo de los trapos, el hombre sonrió. Allá que venía Datsue. Bien. Bien.
Se dio la vuelta cuando estuvo a unos metros, y sin mediar palabras, caminó. Caminó, y salió a las Planicies del Silencio. Hizo suyo su nombre. Y caminó.