6/09/2019, 00:26
Ayame terminó de lavarse, cerró el grifo y tras disfrutar del tiempo secándose, se vistió y salió del cuarto de baño. Poco le faltó para estamparse contra Daruu, que inesperadamente estaba allí, plantado como un pino. La muchacha consiguió frenarse a tiempo, pero eso no evitó que pegara un brinco del susto.
—¡AH! Ah... buenos días, Daruu-kun —sonrió. Pero aquella sonrisa tímida escondía mucho más bajo la superficie. Y, desde luego, no era alegría lo que sentía.
Presta, se dirigió a la cocina para comenzar a preparar el desayuno. Una taza de leche con cacao en polvo y alguna tontería que encontró entre los armarios para llevarse a la boca. No. Ni siquiera estaba de humor para desayunar adecuadamente.
—¡AH! Ah... buenos días, Daruu-kun —sonrió. Pero aquella sonrisa tímida escondía mucho más bajo la superficie. Y, desde luego, no era alegría lo que sentía.
Presta, se dirigió a la cocina para comenzar a preparar el desayuno. Una taza de leche con cacao en polvo y alguna tontería que encontró entre los armarios para llevarse a la boca. No. Ni siquiera estaba de humor para desayunar adecuadamente.