7/09/2019, 17:36
Hanabi soltó una carcajada.
—¡Madre mía! ¡Sigo siendo todo un ninja lleno de sorpresas! Tranquilo, tranquilo, una cosa cada vez. Tenemos un viaje larguillo por delante y va a dar tiempo de hablar de todo —contestó—. Reconozco que tengo una buena, buena cantidad de chakra. Sí señor. Hubiera sido todo un shock, ¿eh?
»Sobre Shiona... evidentemente, ganó ella. Más años, más experiencia. Clan Uzumaki, experta en técnicas de sellado... no sé, Datsue. A mí es que el Fuuinjutsu me puede, chico. Y si algún día peleas contra un Uzumaki tan bueno como ella, quizás te deje a la altura de su zapato.
»Sin ofender, claro está —rio—. Tengo entendido que tú eres muy competente, ¿eh? —Datsue sintió una extraña brisa, y el estómago le dio media vuelta. La hierba bajo los pasos de Hanabi estaba... ¿quemada?
El Uzukage dio un bote y pataleó una brizna de hierba que se había prendido fuego.
—Uff, uff. Mejor me calmo. No sé, Datsue. Hace mucho que no tengo una buena pelea. Una pelea en la que pueda... ser yo mismo. Una pelea a gusto. Una... una pelea sin límites. ¿Entiendes? —Los desafiantes ojos de fuego del Sarutobi se clavaron en los de Datsue—. Pero desgraciadamente queda mucho que caminar.
Se dio la vuelta, y siguió la marcha. Hacia el norte.
—¡Madre mía! ¡Sigo siendo todo un ninja lleno de sorpresas! Tranquilo, tranquilo, una cosa cada vez. Tenemos un viaje larguillo por delante y va a dar tiempo de hablar de todo —contestó—. Reconozco que tengo una buena, buena cantidad de chakra. Sí señor. Hubiera sido todo un shock, ¿eh?
»Sobre Shiona... evidentemente, ganó ella. Más años, más experiencia. Clan Uzumaki, experta en técnicas de sellado... no sé, Datsue. A mí es que el Fuuinjutsu me puede, chico. Y si algún día peleas contra un Uzumaki tan bueno como ella, quizás te deje a la altura de su zapato.
»Sin ofender, claro está —rio—. Tengo entendido que tú eres muy competente, ¿eh? —Datsue sintió una extraña brisa, y el estómago le dio media vuelta. La hierba bajo los pasos de Hanabi estaba... ¿quemada?
El Uzukage dio un bote y pataleó una brizna de hierba que se había prendido fuego.
—Uff, uff. Mejor me calmo. No sé, Datsue. Hace mucho que no tengo una buena pelea. Una pelea en la que pueda... ser yo mismo. Una pelea a gusto. Una... una pelea sin límites. ¿Entiendes? —Los desafiantes ojos de fuego del Sarutobi se clavaron en los de Datsue—. Pero desgraciadamente queda mucho que caminar.
Se dio la vuelta, y siguió la marcha. Hacia el norte.