9/09/2019, 18:32
Hanabi rio con el comentario y la exagerada imitación de Datsue. Ambos hablaron de alguna u otra historia durante un rato, y luego cayeron dormidos, presa del agotamiento. Al día siguiente, Hanabi despertó a Datsue bien temprano, y tras recoger sus cosas, equiparse, y de nuevo, adoptar el Uzukage su peculiar disfraz, el dúo continuó con su camino. Bordearon el Bosque de la Hoja por la costa, cerca de los acantilados, durante la mayor parte del día. Hanabi se permitió, a medio camino, volver a ser él mismo, y cada vez más animado, discutía con Datsue sobre lo difícil que era ser Uzukage a veces.
—¿Lo peor? Lo peor es saber que eres un egoísta —decía ahora, cuando ya el sol estaba de nuevo agotado y se escondía por detrás de las copas de los árboles—. Quieres acción, quieres moverte, pero eso sólo puede pasar si viene alguien a atacar la villa, y eso es algo que nadie puede permitirse. Entonces te viene Katsudon y te planta una pila de papeles delante. Escribir tu nombre, firmar, escribir tu nombre, firmar... todo el puto día. —Suspiró—. Por supuesto, tiene sus cosas buenas. Muy buenas. Pero las malas existen, ¿eh?
—¿Lo peor? Lo peor es saber que eres un egoísta —decía ahora, cuando ya el sol estaba de nuevo agotado y se escondía por detrás de las copas de los árboles—. Quieres acción, quieres moverte, pero eso sólo puede pasar si viene alguien a atacar la villa, y eso es algo que nadie puede permitirse. Entonces te viene Katsudon y te planta una pila de papeles delante. Escribir tu nombre, firmar, escribir tu nombre, firmar... todo el puto día. —Suspiró—. Por supuesto, tiene sus cosas buenas. Muy buenas. Pero las malas existen, ¿eh?
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