10/09/2019, 18:57
¡Y cómo obedecía el joven Uchiha, cual corderito amaestrado! Sin cansancio en sus brazos ni mella en la hoja de su espada, Akame decapitaba una y otra vez a todos los que él una vez había estimado, o amado, o había sentido respeto o lealtad por ellos. En ciertos casos, no pudo evitar que la ira le embargase, o la amargura, o el rencor. Pero siempre se dejaba llevar de la mano por el Bautizo, diligente, servil. Oculto. Porque sí, el verdadero Uchiha Akame nunca llegó a salir a la superficie, empleando una técnica que alguien le había enseñado tiempo atrás. Ahora parecía una eternidad. Un tipo experto en el subterfugio, en ocultar sus verdaderas intenciones y esperar el momento perfecto para asestar la puñalada en el corazón. Hōzuki Chokichi, quien se había creído, en cierto momento, más listo que nadie. Y Akame no pensaba repetir su error.
Por eso, el joven renegado cooperó sin rechistar, pues su verdadera faz estaba oculta como un pez raya bajo la arena. Esperando...
Esperando...
Esperando...
Por eso, el joven renegado cooperó sin rechistar, pues su verdadera faz estaba oculta como un pez raya bajo la arena. Esperando...
Esperando...
Esperando...