11/09/2019, 16:44
(Última modificación: 11/09/2019, 16:45 por Uchiha Akame.)
¿Que a dónde había ido Kaido?
—Eso querría saber yo —replicó Akame, sincero—. Se largó sin decir nada, ni a mí ni a nadie. Aunque supongo que si hubiera muerto, ya lo sabríais.
Conforme iba recuperando la consciencia de su propio cuerpo, múltiples aflicciones provocadas por haberlo desatendido durante dos días empezaron a manifestarse. La primera, unas ganas tremendas de ir al retrete; y no sólo a mear. La segunda, un tembleque en la mano diestra y un nerviosismo creciente que Akame supo identificar bien; el tabaco llamaba a su puerta. No fue capaz de recordar si llevaba una cajetilla antes de irse al País de las Maravillas, pero rezó a todos los dioses que conocía por que así fuese, o por que Money fumara.
—Que se ponga a la cola —el Uchiha hizo algo que podía parecerse a un encogimiento de hombros—. En estos tiempos que corren mucha gente quiere matarme, creo que estoy empezando a acostumbrarme... El último en intentarlo acabó rostizado como un puto espeto —se refería a Shaneji—, y los penúltimos no tuvieron mucho tino —hablaba, como no, de Hanabi y sus lacayos de Uzushiogakure—. Oye, ¿no encontraríais un paquete de tabaco entre mis efectos personales, no?
»Me hace mucha falta un buen pitillo.
—Eso querría saber yo —replicó Akame, sincero—. Se largó sin decir nada, ni a mí ni a nadie. Aunque supongo que si hubiera muerto, ya lo sabríais.
Conforme iba recuperando la consciencia de su propio cuerpo, múltiples aflicciones provocadas por haberlo desatendido durante dos días empezaron a manifestarse. La primera, unas ganas tremendas de ir al retrete; y no sólo a mear. La segunda, un tembleque en la mano diestra y un nerviosismo creciente que Akame supo identificar bien; el tabaco llamaba a su puerta. No fue capaz de recordar si llevaba una cajetilla antes de irse al País de las Maravillas, pero rezó a todos los dioses que conocía por que así fuese, o por que Money fumara.
—Que se ponga a la cola —el Uchiha hizo algo que podía parecerse a un encogimiento de hombros—. En estos tiempos que corren mucha gente quiere matarme, creo que estoy empezando a acostumbrarme... El último en intentarlo acabó rostizado como un puto espeto —se refería a Shaneji—, y los penúltimos no tuvieron mucho tino —hablaba, como no, de Hanabi y sus lacayos de Uzushiogakure—. Oye, ¿no encontraríais un paquete de tabaco entre mis efectos personales, no?
»Me hace mucha falta un buen pitillo.