15/09/2019, 17:28
—Será lo mejor... —respondió Daruu, con cara de pocos amigos.
Ambos subieron de nuevo a la habitación y sólo allí, una vez se aseguraron de estar a solas, se acomodaron en la cama y se enfrentaron al mensaje de Shanise, desplegándolo sobre el colchón.
—Veamos qué nos ha preparado tu fan número uno —se rio Daruu, y Ayame le dio un toque en las costillas.
—¡No te rías! —refunfuñó.
Para ella era algo nuevo y terriblemente extraño. ¿Cómo debía sentirse al respecto? Bien porque no la temía, pero tampoco sabía por qué la admiraba de aquella manera, y eso la extrañaba aún más. Aunque no le costaba hacerse una idea: Aotsuki Ayame, la Guardiana del Bijū de Cinco Colas. Si ese era el caso...
«Olvídalo.» Se dijo, sacudiendo la cabeza.
Sería mejor apartar aquellos pensamientos y concentrarse en lo realmente importante: el mapa de los subterráneos de Shinogi-to que se presentaba ante sus ojos. Ayame ladeó la cabeza, estudiando con cuidado el pergamino. Aquel plano, aunque fácil de leer, era realmente intrincado como para memorizarlo. Y no era la única que tenía aquella sensación.
—Eeh... Aah... —murmuraba Daruu junto a ella, con los ojos entornados y revolviéndose el cabello—. ¡Aaaah! ¡Tengo buena memoria, pero esto es demasiado intrincado! ¡A tomar por culo! Me lo llevo conmigo. Será más fácil así, y de todas formas si consiguen arrebatármelo será definitivamente una mala, muy mala señal —añadió, apartando el rollo de los ojos de Ayame y se lo guardó dentro de la chaqueta.
Ayame lanzó un largo y tendido suspiro.
—Estoy de acuerdo... Si te falla la memoria en cualquier punto podría ser fatal, y podrías terminar perdido allí abajo. Por el momento, lo único que sabemos es que debes entrar por uno de esos tres puntos, ¿no? ¿Cómo lo hacemos?
Ambos subieron de nuevo a la habitación y sólo allí, una vez se aseguraron de estar a solas, se acomodaron en la cama y se enfrentaron al mensaje de Shanise, desplegándolo sobre el colchón.
—Veamos qué nos ha preparado tu fan número uno —se rio Daruu, y Ayame le dio un toque en las costillas.
—¡No te rías! —refunfuñó.
Para ella era algo nuevo y terriblemente extraño. ¿Cómo debía sentirse al respecto? Bien porque no la temía, pero tampoco sabía por qué la admiraba de aquella manera, y eso la extrañaba aún más. Aunque no le costaba hacerse una idea: Aotsuki Ayame, la Guardiana del Bijū de Cinco Colas. Si ese era el caso...
«Olvídalo.» Se dijo, sacudiendo la cabeza.
Sería mejor apartar aquellos pensamientos y concentrarse en lo realmente importante: el mapa de los subterráneos de Shinogi-to que se presentaba ante sus ojos. Ayame ladeó la cabeza, estudiando con cuidado el pergamino. Aquel plano, aunque fácil de leer, era realmente intrincado como para memorizarlo. Y no era la única que tenía aquella sensación.
—Eeh... Aah... —murmuraba Daruu junto a ella, con los ojos entornados y revolviéndose el cabello—. ¡Aaaah! ¡Tengo buena memoria, pero esto es demasiado intrincado! ¡A tomar por culo! Me lo llevo conmigo. Será más fácil así, y de todas formas si consiguen arrebatármelo será definitivamente una mala, muy mala señal —añadió, apartando el rollo de los ojos de Ayame y se lo guardó dentro de la chaqueta.
Ayame lanzó un largo y tendido suspiro.
—Estoy de acuerdo... Si te falla la memoria en cualquier punto podría ser fatal, y podrías terminar perdido allí abajo. Por el momento, lo único que sabemos es que debes entrar por uno de esos tres puntos, ¿no? ¿Cómo lo hacemos?